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Minji caminaba por las tranquilas y oscuras calles de la ciudad, al ser tan tarde no había nadie y eso le transmitía paz y tranquilidad.
Una pequeña sonrisa escapó de sus labios al simplemente sentir ser ella.
Sorprendentemente no estaba trabajando ni haciendo algún que otro encargo sucio de los suyos para ganar dinero, más bien estaba caminando para despejar su mente.
Llevaba días con miles de pensamientos negativos en su cerebro y eso le abrumaba.
Además de sus propios pensamientos que ella misma se creaba, desde que Heeseung volvió a aparecer no podía sacarlo de su cabeza.
El pelinegro seguía dando vueltas y vueltas en su odioso cerebro, y le frustraba.
Por primera vez quería olvidar al chico, olvidar todo lo que tuvieron y todo lo que le provocaba.
Simplemente volver a ser ella misma, pero dudaba que fuese a pasar.
Un hondo suspiro salió de sus labios y entró en el 7/11 que había frente a ella ya que necesitaba algo que le despertase, llevaba horas de sueño acumuladas e iba a seguir así por mucho más tiempo.
Pagó la bebida energética y mientras salía de la tienda la abrió, dándole un sorbo y al instante sintiéndose mejor.
Un silbido la sacó de su trance y miró hacia la mesa de la derecha, de donde procedía el desagradable sonido.
Frunció el ceño al ver al chico con la sonrisa ladina.
- ¿Sorprendida de verme? - preguntó pasando su mano por su pelo.
- En tus sueños - respondió Minji mientras rodaba los ojos.
Sunghoon soltó unas pequeñas risas y volvió a beber de su lata.
- Si quieres emborracharte no lo hagas con cerveza - la pelinegra bufó mientras seguía observándole.
- Simplemente quería algo que me refrescase la garganta - el chico puso los ojos en blanco.
Minji observó la mesa con más latas de cerveza, todas vacías.
- A la próxima me lo creo - ella sonrió suavemente.
Sunghoon parpadeó varias veces mientras observaba la sonrisa de la chica, por primera vez estaba viéndola.
- Puedes sentarte eh - el chico chasqueó la lengua mientras apuntaba con su cabeza hacia la silla enfrente suya.
- Pensaba que me odiabas - ella se encogió de hombros y se sentó donde el chico le había dicho.
- Lo mismo podría decirte - él se cruzó de brazos mientras se recostaba sobre la silla.
Minji hizo oídos sordos y siguió bebiéndose su refresco.
- ¿Qué haces a estas horas en la calle? - Sunghoon preguntó intentando que no hubiese silencio.
- Simplemente caminar - ella volvió a encogerse de hombros.
El mayor siguió observando a su acompañante, percatándose de detalles que nunca había visto.
- ¿Tú? - Minji preguntó esta vez observándole.
Debido a esto el chico salió de su trance y apartó su mirada por unos segundos.
- Tomándome un descanso de trabajar - echó su cabeza hacia atrás mientras sus manos se reposaban en su nuca.
Minji mentiría si dijese que no le parecía atractivo el chico frente a ella, la manera en la que su boca se mantenía media abierta y sus brazos estaban tensos tenían toda su atención.
Tras eso hubo silencio, ninguno sabía qué decir ni de qué hablar, así que prefirieron quedarse callados.
- Debo irme - Minji anunció levantándose de la silla y tirando la lata vacía a la basura.
- Te acompaño - Sunghoon se levantó de la silla y copió su acción.
La chica bufó y miró seriamente al chico.
- No hace falta - habló ella dándose la vuelta.
- Insisto - el chico se puso a su lado mientras comenzaron a caminar.
- Sunghoon, sé defenderme sola - la chica paró en seco e hizo contacto visual con su acompañante.
- Desde que llegaste hay un chico observándote - el pelinegro se acercó a ella para susurrar.
Minji apretó su mandíbula y observó sus alrededores, y era cierto, alguien vestido de negro observaba a ambos jóvenes desde la lejanía.
- Damos una vuelta para intentar perderle y te dejo en casa - el chico chocó su codo contra el brazo de la chica en señal de que comenzasen a andar, y eso hicieron.
