Capítulo 9: 25/02/2017

38 14 0
                                    

Un mes después de la primera cita

Erika

¿Era la cuarta cita el momento indicado para decirle al hombre con el que sales que estás embarazada de otra persona, o se debía esperar un poco más? Yahoo respuestas.

Quería soltar ese peso de mi pecho, pero de buenas a primeras era Alejandro lo único que me mantenía en calma al hallarme rodeada de tanto caos, era mi pararrayos en medio de la tormenta en la que mi vida se había convertido el último mes desde que me dieran la noticia de que un pequeño ser crecía dentro de mí y desde que reconociera que por alguna razón deseaba tenerlo, contra todo pronóstico, contra todo lo que siempre creí, de hecho deseaba tenerlo, sin embargo, tampoco podía negar que a su vez deseaba tener a Alejandro, tenerlo y que me tuviese.

Cuando hablaba con él sentía que el mundo se volvía más ligero, mis emociones se mantenían a raya, mientras en paralelo parecían explotar a cada instante, sin embargo, muy el fondo entendía que no podía confiar en él, que se iría tarde o temprano, que no estaría ahí para siempre y que solo estaba procrastinando su inevitable partida.

Fuimos al cine a ver una comedia muy prometedora llamada "50 Sombras Más Oscuras" a él se le ocurrió un juego bastante inocente, nos dábamos un beso cada vez que dijeran algo estúpido, incoherente o de plano hecho para emocionar a chicas tontas e impresionables, joder vaya que nos besamos mucho. Estaba feliz.

Salió de la sala con mi lápiz labial marcado por todo su rostro, y al dirigirme al tocador no pude más que resignarme a limpiarme las manchas rojizas que aún quedaban sobre y alrededor de mis labios. Me miré en el espejo con más atención, preguntándome por qué siempre guardaba cada carga, cada secreto, por qué siempre esperaba que todo explotara en mi cara, porque esto lo haría, tarde o temprano.

Alejandro me deseaba, y yo a él, pero no podía estar con él, no podía hasta saber que se quedaría, y él no lo haría, no podía simplemente llevarlo a la cama, montarlo como si no hubiese un mañana, decirle "por cierto, estoy embarazada de dos meses" y verlo marcharse para siempre, prefería egoístamente estirar la mentira hasta que mi barriga fuese demasiado evidente, hasta que él ya no pudiera más, hasta que mostrara su verdadera naturaleza.

La noche era fría, mas no helada, lo suficientemente agradable para caminar, acción que Alejandro insistió debíamos realizar, la luna estaba en fase menguante, casi completamente oculta, El gato de Alicia en el País de las Maravillas nos sonreía con malicia.

―Entonces, ¿piensas decirme? ―preguntó, e hice lo posible por no contener la respiración.

―¿Pienso decirte qué? ―respondí, con seguridad, mi voz no temblaba a pesar de que mi interior se estremecía.

¿Lo sabía? ¿Ya se me notaba? No podía ser, me había revisado antes de salir.

―Lo que sea que te está pasando y lo que sea que te esté reprimiendo ―continuó, calmado, y calmándome a su vez: no lo sabía―. No es por usar mis súper poderes de actor desempleado contigo de nuevo, pero estoy bastante seguro de que hay algo que no me estás contando, porque... ¡cielos Jaeger, no puedo creer que no tengas tantas ganas de llevarme a la cama como yo a ti! ¡Si se te cae la baba cuando me ves!

Si algo me gustaba de Alejandro, además de que parecía saber leer mis pensamientos, es que no se andaba con tantos rodeos, incluso en su gran repertorio de eufemismos parecía ir directo a por lo que quería, "quiero una cita contigo" "quiero besarte" "quiero acostarme contigo", adornaba sus palabras con la labia justa para no sonar vulgar, pero con la firmeza perfecta para que no fuese malinterpretado.

Estrellas Perdidas [Antología Perdidos en el Eco #1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora