Capítulo 23: 07/04/2017

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Esa noche

Alejandro

Se suponía que esa noche pasaría por el apartamento de Erika, cruzaría su rechinante puerta y le contaría como había resultado la entrevista, con ojos emocionados habría de decirle que todo había estado bien, y cuan agradecido estaba por haberme ayudado. La ilusión se desvaneció en el charco que se había instalado en las afueras de mi edificio, en cuyo barroso reflejo veía mi propia impotencia y frustración proyectada.

"No soy un mal actor, solo he tenido mala suerte" ¿Cuántas veces había dicho eso, pensando que solo había estado convenciéndome a mí mismo, más que a otros? Había tenido razón, después de todo, pero la confirmación de la verdad no había resultado reconfortante, si acaso más dolorosa. A menos que me rindiera a los deseos de Frida, mi carrera bien podría darse por muerta, en otras circunstancias quizá incluso habría accedido, renunciando parcialmente a mis principios, pero no podía hacerle eso a Erika, no después de todo lo que le había prometido.

El elevador había dado paso al pasillo, el pasillo a mi puerta, y la puerta a mi cama, donde me hallé a mí mismo ahogado entre las sábanas, cansado de llorar. La pantalla de mi teléfono se iluminaba, el rostro de Erika aparecía, junto al mío, sonriendo en éxtasis en nuestra primera cita desde la oficialización de nuestra relación, clavando más estacas a mi corazón de vampiro.

―A veces quisiera que la vida fuese Twilight y mi mayor preocupación fuese elegir entre dos seres místicos que se pelean por mí y que no les preocupa en lo más mínimo mi falta de carisma y personalidad. ―Dije en voz alta al sentir su presencia al otro lado de la puerta, su sombra proyectada bajo en la hendija inferior.

―Odias Twilight ―Respondió Danny― Así que te debió haber ido muy mal en la entrevista, ¿quieres hablar de ello en la cocina? ―Ofreció― ¿Tal vez tomando una cerveza?

―No creo que deba ingerir alcohol en este momento.

―Vaya, en serio te fue mal. Prepararé café, no te estoy viendo pero puedo visualizar toda la escena de película independiente en blanco y negro con tomas desde el techo donde yaces ahogado en tu propia miseria y pues, eso no es muy Alejandro de tu parte, o tal vez, es demasiado Alejandro de tu parte, así que te espero en la mesa.

Salí a los diez minutos, Danny había preparado el café como me gustaba, negro, solo un poco de azúcar, y se sentó al otro lado de la mesa mientras explicaba la situación, sus dientes castañeaban con rabia e impotencia conforme avanzaba el relato, el ocaso detrás de las ventanas volvía su piel morena en una tela dorada, sus arrugas de enojo parcialmente rojizas. Cuando terminé de hablar, tomó una larga bocanada de aire.

―¿Así que Robert no era gay? ―fue su primera pregunta.

―Al parecer no. ―Respondí, remojando un pedazo de pan en el café.

―Joder... ¿estás seguro? Disfrutaba excesivamente del K-Pop y tenía muchas fotos de gatos en su ofici...

―¡Danny! ―Grité, no tenía tiempo para sus divagaciones, no en ese momento, simplemente no.

―¡Está bien, lo siento, lo siento! Solo quería aliviar un poco la presión... Gi ―suspiró, nuevamente, asumo intentando poner todos sus pensamientos en orden, como yo había estado haciendo desde que me enterara. Yo necesitaría muchos más que suspiros para ordenar el caos que en mí reinaba―. Es solo que... joder, siempre supe que Frida era una loca pero jamás pensé que... que pudiese llegar a estos extremos, ¿todo esto por una ruptura?

―Todo por diversión, según sus propias palabras ―Le respondí, denotando mi rabia en cada sílaba― Esto es solo un juego para ella, Danny, es una niña rica que quiere castigar a todo aquel que no esté besando sus pies y yo entre todos los posibles desgraciados de este mundo fui el primero, quizás el único que eligió dejar de besarlos.

Estrellas Perdidas [Antología Perdidos en el Eco #1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora