Expediente: 5

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Raoul pocas veces se había sentido tan incómodo durante una vigilancia como en aquel momento. El reloj marcaba las dos del mediodía y acababan de lograr estacionar el coche frente al restaurante donde Diana y Felipe habían entrado para comer. De vez en cuando, miraba de reojo a Agoney. Desde que dejaron atrás la floristería, solo le había arrancado monosílabos y, pasados veinte minutos, decidió desistir de su intento por mantener alguna conversación.

El moreno no había despegado su mirada del exterior en todo ese rato. Raoul no entendía como podía pasar tanto tiempo sin cruzar una sola palabra con la persona que tenía al lado sin que se le notase incómodo por el silencio. A él le gustaba estar concentrado en sus tareas, pero lo de Agoney le empezaba a parecer un tanto enfermizo.

- Tengo hambre –intentó romper el hielo.

- Ajá.

- ¿Pongo música?

- Bueno...

- Podrías colaborar un poquito ¿no?

- ¿En qué?

- En hacer de esta jornada una más amena —levantó la mano y pegó el índice al pulgar— aunque solo sea un poquito.

- ¿Por qué? –frunció el ceño.

- Joder, Agoney —se pasó los dedos por el pelo, colocándolo bien— Porque esto es muy incómodo.

- Pues ponla entonces. No te he dicho que no.

Raoul le miró unos segundos y acercó la mano al botón de la radio. Sin embargo, cuando estaba a punto de encenderla, retiró la mano y volvió a mirarle.

- ¿Qué música te gusta? Venga, te dejo elegir.

- No lo sé.

Raoul le miró con ojos desorbitados, como si hubiese dicho alguna locura.

- ¿Cómo que no sabes qué música te gusta? ¿Qué escuchas cuando haces deporte? ¿O cuando limpias tu casa? ¿Qué canción berreas en la ducha?

- No suelo escuchar música. Encuentro más paz en el silencio que en el ruido, por muy melódico que sea.

- Tío, tú estás mal.

- ¿Cuántas horas de investigación has necesitado para llegar a esa conclusión? –ironizó.

Raoul le miró con una ceja enarcada.

- ¿Pues sabes qué? Creo que tú eres de rock.

- ¿En qué te basas? No me conoces.

- A primera vista, eres rock. E incluso diría que del antiguo, ya sabes, de ese que subes el volumen de la radio seas de la época que seas. Kansas, Linkin Park, Metallica, Muse, Black Sabbath... Tendré que esperar a calar más en ti para averiguar qué variante exacta del género eres.

- Mucha fe hay que tener para creer que llegarás a calarme.

- No es fe, es convicción.

- Esta conversación es absurda.

- Sí, lo es. Pero mira, he conseguido que hables un poquito. Me he ganado algo ¿no?

Agoney le apartó la mirada para devolverla al exterior. Sin embargo, Raoul logró ver en el reflejo del cristal de su ventanilla una minúscula sonrisa ladeada que le hizo sentirse triunfante. Al cabo de unos segundos, Agoney le devolvió la mirada.

- Está bien. Pregunta lo que quieras. –cedió sorprendiéndole.

- ¿Vas a responder a todo?

- Ni de coña. Me acojo a mi derecho de permanecer en silencio cuando lo considere.

Élite SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora