Alcanzando una estrella ¡Vkook! ✔️

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Jungkook seguía inmóvil en su lugar, aún trataba de procesar lo que había ocurrido con Taehyung, en su momento se repetía aquella voz gruesa que nunca antes había escuchado y quizá nunca olvidaría; sin embargo, también pensaba en si debía llamar a la policía o solo dejarlo pasar, probablemente solo se había llevado cosas materiales, cosas que muy fácilmente su familia podía volver a recuperar, pues el dinero no era problema para ellos, así que entre pensamientos y discusiones con sigo mismo, decidió darle una oportunidad al chico y pasar por alto su actual asalto.

Jungkook regreso a su habitación tratando de no golpearse mucho, sus manos y piernas tenían morados causados por los golpes de algunas mesas y sillas, odiaba el día en el que había acabado con su vida normal y se había condenado a un bastón inservible. El tiempo pasó y al notar que sus padres no volvían decidió dormir para soñar cosas que jamás volvería a ver, pues sus sueños era lo único que lo mantenía cuerdo y aquello que lo salvaba de la monotonía.

—¡Jungkook! —gritó su madre despertandolo por completo— ¿Qué ha pasado aquí? Faltan muchas cosas.

—Alguien entró a robar mamá —confesó ocultando muy bien la identidad del rubio.

—¡Maldición Jungkook! —exclamó su padre— debiste llamar a la policía, no quedarte de brazos cruzados.

—Tranquilo papá, entiendo que te importe más tu estúpido dinero que la vida de tu hijo —canturreò fastidiado— y lamento ser una carga para ustedes.

—Lo siento hijo, no quise... —interrumpió.

—Váyanse de mi habitación —susurró sin ánimos.

El señor Jeon quería arreglar las cosas con su hijo, en ningún momento quiso lastimarlo, pero sabía cómo era el orgullo de Jungkook así que decidió irse junto con su esposa. Jungkook mantenía un semblante serio con su entre cejo fruncido, en él caía todas las desgracias de la familia, pero no siempre podía culparse y algún día debía perdonarse, seguir adelante y triunfar.

Jungkook había tomado la decisión de seguir con sus clases en un colegio normal, se reusaba totalmente a ir a un colegio para discapacitados, él era normal y quería que los demás lo vieran así, así que mañana a primera hora se lo diría a sus padres y el lunes iría a un colegio normal. La noche era igual que el día, todo permanecía en las penumbras y una oscuridad constante lo invadía a cada segundo, deseaba volver a ver los rayos del sol y los colores de sus pinturas, ya no era un ser completo y eso lo acongojaba día a día.

—¿Qué he hecho? —murmuró dejando caer una lágrima—. Yo mismo derrumbe mi mundo, todo es mi culpa.