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Las máquinas sonaban a lo lejos despertando a Jungkook poco a poco, su cabeza dolía como un demonio y su cuerpo se sentía como si un gran elefante hubiera pasado por ahí sin avisar, sus ojos empezaban a abrirse de a poco sintiéndolos pesados y somnolientos, sus padres quienes estaban a su alrededor empezaban a decirle cosas que para él eran totalmente desconocidas, pues aunque pidiera oír a la perfección, no entendía absolutamente nada. El doctor encargado de su recuperación empezó a tocar sus ojos alumbrando con una pequeña linterna, sus padres no entendían ya que claramente Jungkook era ciego.

—Jungkook por favor sigue la luz —dijo el doctor esperando alguna reacción del mencionado— ¿Pudiste ver quiénes fueron los que te lastimaron así?

Jungkook sonrió por lo bajo tratando de no soltar una carcajada por lo estúpido que era ese doctor —Estoy ciego doctor —hiso énfasis en la última palabra—, pero usted ya lo sabía ¿No? —el color desapareció del rostro del doctor, pues había quedado como un completo tonto.

—De verdad lo lamento, esa no es mi especialidad—se disculpó totalmente avergonzado—. No quise hacerlos sentir mal.

Los padres de Jungkook decidieron no prestar atención al desliz del doctor, como él lo había dicho, esa no era su especialidad y cualquiera se pudo haber equivocado con lo mismo. Después de confirmar su brazo roto y algunos otros golpes graves, el doctor le entregó los medicamentos a los padres de Jungkook y con una breve reverencia salió de la casa olvidando el pequeño accidente. Jungkook se veía tranquilo y calmado, pero por dentro estaba gritando totalmente desesperado.

Su vida estaba arruinada y no quería seguir viviendo así, los demás lo trataban mal solo porque tenía una falla en sus ojos, todo era culpa de él y solo él podía remediarlo. Sus padres se despidieron de Jungkook para que descansara, mañana sería un nuevo día y tratarían de encontrar a los malditos que lo habían lastimado, pero Jungkook tenía otros planes y para él un próximo mañana sería imposible. La noche había llegado y Jungkook se encontraba sentado en una pequeña silla con un lienzo en blanco salpicado con diferentes colores.

Jungkook manejaba el pincel a su antojo, su vista no era un impedimento para crear una hermosa pintura; sin embargo, la pintura tenía colores al azar ya que no podía ver qué color utilizaba, y terminó haciendo un hermosos retrato de él con colores desenfrenados.

—Hoy será la noche —susurró con una débil sontisa—, hoy será.

Jungkook se levantó de su silla y empezó a caminar hacia la parte más alta de su casa, con su mano libre tocaba la pared guiándose por ésta, sus lágrimas no tardaron en salir humedeciendo sus mejillas y perdiéndose por su cuello. La terraza estaba realmente alta y para Jungkook era perfecto: subió al muro, peino su cabello y con un gran suspiro, ladeó su cuerpo para acabar con todo.

Gracias por leer.
💜💜 Los quiero mucho 💜💜

Alcanzando una estrella ¡Vkook! ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora