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THOMAS SE SENTÓ a mi lado en la barra de la cocina y dejó una caja de muffins y dos café enfrente mío. Tenía una sonrisa tan grande que comenzaba a molestarme, pero no dije nada. Llevaba toda la tarde esperándolo para contarle lo que había sucedido en la escuela y sobre el nuevo nombramiento de Gerard como director.

—Hola, Madi. ¿No es hoy un día maravilloso?

—Está lloviendo —respondí agarrando un muffin.

Él no pareció escucharme, o si lo hizo me ignoró.

—Sí, un día maravilloso —se respondió a sí mismo. Yo fruncí el ceño.

—¿Por qué estás tan feliz? ¿Ya te le declaraste a Melissa? —pregunté.

Él sonrió y tomó un sorbo de su café. Honestamente no entendía la razón de su felicidad. Había vuelto al trabajo y tuvo el turno de noche en la comisaría, y usualmente llegaba muy de mal humor cuando le tocaba trabajar de noche. La razón principal por la que él y el sheriff se llevaban mal. Stilinski siempre le daba a Thomas los turnos de noche.

—No, pero tal vez lo haga —dijo. Alcé una ceja, curiosa, puesto que siempre había negado el amor que le tenía a Melissa, aunque yo lo notaba—. ¿Tú qué harás hoy?

—Ayudaré a un presunto asesino a escapar de prisión.

—Bueno, suena divertido. No te olvides de llevarte un abrigo.

Alcé la otra ceja y tomé un sorbo de café.

—Gerard Argent es el director de la escuela.

—Qué bueno, lo podrás vigilar. Al menos no mandó a un cazador de encubierto.

Ladeé la cabeza. No era típico de Thomas verle el lado bueno a las cosas. Algo más sucedía.

—Suficiente, tu felicidad me asusta. Me voy.

Thoma sonrió otra vez y sacudió su mano en mi dirección.

—Adiós, hija. Saluda a tu tío de mi parte.

Eso definitivamente era raro. ¡Derek y Thomas ni siquiera se llevaban bien! Anoté mentalmente preguntarle a mi tutor la razón de su felicidad, justo debajo de ir a ver a Jackson después de sacar a Isaac de prisión.

Odiaba a los hombres. Siempre tenía que solucionar sus problemas.

❀∘❀∘❀

LOS CUATRO VIAJÁBAMOS en el incómodo auto de Stiles. El dueño del auto y Derek iban adelante, mientras que Steve y yo estábamos sentados en los asientos traseros. Yo le contaba por lo bajo todo sobre nuestra condición, ahorrándome los detalles personales.

Al pobre Steve le estaba costando mucho no creer que estábamos locos y que necesitábamos con urgencia visitar Eichen House, pero hacía un esfuerzo por escucharme. Había decidido llevarlo para usarlo como distracción, pues alguien debía encargarse de los policías que estaban en la estación.

Al frenar el Jeep, Stiles entornó sus ojos para observar dentro del lugar. Había una mujer detrás del escritorio.

—Las llaves de todas las celdas están en una caja fuerte en la oficina de mi padre —nos explicó Stiles—. El problema es cómo pasar la recepción.

—Yo la distraigo —dijo Derek, amagando abrir la puerta, pero Stiles lo agarró de la chaqueta.

—¿Tú? Tú no vas a entrar ahí —al notar la mirada de Derek, Stiles boqueó unos segundos hasta que lo soltó—. Estoy quitando mi mano.

—Fui exonerado.

—Aún eres una persona de interés para ellos —refutó—. Ambos lo son, así que ninguno entrará.

The Alpha Wolf [Teen Wolf II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora