The Alpha Wolf [Teen Wolf II]

XVIII

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De mis muñequeras, dejé caer dos dagas muy finas que se deslizaron hasta mis dedos para poder lanzarlas hacia los cazadores más cercanos, apuntando directo a sus manos.

Naturalmente, dejaron salir un grito de dolor y soltaron sus armas. Derek y Boyd se convirtieron enseguida al notar que los demás cazadores me apuntaban, pero yo sonreí y saqué mis colmillos, lanzándome sobre Sebastian. El chico soltó su flecha y la lanzó hacia mí, pero la esquivé. Con su arco, bloqueó todos mis ataques e intentó golpearme.

Él podía dispararme como hacían los demás y yo podía hacerle mucho daño si quería, pero ese juego que manteníamos era más divertido.

Pateé sus piernas para tirarlo al suelo, pero él dejó caer su arco y me agarró de los brazos para hacerme caer junto a él. Enseguida giró para dejarme en el piso y colocó su antebrazo en mi garganta.

—Parece que estás mejor.

—¿Te preocupaste? —inquirió—. Me conmueves.

Yo sonreí y golpeé sus costillas, sacándole un jadeo de dolor.

Me deshice de su agarre con facilidad y coloqué mi tacón en su garganta, pero tuve que dejarlo ir cuando oí disparos detrás mío. Esquivé las balas lo mejor que pude, pero eran tres cazadores y yo estaba sola, así que varias de sus balas lograron rozarme.

Luché contra mi loba interna, que moría por tomar el control, pero yo no quería que vieran mis ojos rojos. Hasta donde ellos sabían, el único Alfa era Derek, y si sabían que yo también era una, ya no tendrían duda de que Steve y May eran licántropos. Suficiente tenía con Sebastian en el colegio esperando el mínimo descuido mío para confirmar lo que ya sospechaban.

Tomé el brazo del cazador más cercano y lo volteé, colocando su cuerpo delante del mío. Los dos cazadores restantes dejaron de disparar, pero no se alejaron. Al verme rodeada, golpeé la cabeza del hombre contra el contenedor de basura que estaba a mi lado. Me preparé para rugir, pero mi rugido se convirtió en un gemido de dolor cuando me dispararon en el hombro. Vi dos cazadores más acercarse a mí.

Derek y Boyd estaban detrás de un contenedor de basura, demasiado heridos para ayudarme. Levanté mis manos en un acto reflejo, queriendo cubrirme, pero sentí una electricidad en mis palmas y un reflejo de luz roja me cegó unos segundos. Supuse que era un nuevo juguetito de los cazadores, por lo que le quité importancia cuando sentí un objeto entre mis manos. Sostenían el arco de Sebastian.

Golpeé en la cara al cazador más cercano y pateé las piernas del hombre que estaba atrás. Me escabullí para mirar a Sebastian, preguntándome porqué me habría ayudado, pero no me detuve a decirle nada. Corrí hacia él, agarré una flecha del carcaj que tenía en su espalda y disparé a los cazadores, dándome tiempo a esconderme con Derek y Boyd.