XVI

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Podría mentir y decir que no sabía cómo había acabado en esa situación, pero la verdad era que yo sola me había metido ahí.

Mathilde me había invitado a cenar con ellos, y honestamente no me sentía precisamente cómoda entre la familia O'Connor, pero terminé aceptando. Primero, porque Steve se notaba muy tenso y lo último que quería era que perdiera el control y acabara descuartizando a su familia. Segundo, porque me intrigaban los padres de mi Beta.

En casi dieciocho años, nadie me había hablado nunca de mi padre, y aunque a mí realmente no me hizo falta nunca (Peter había sido prácticamente mi figura paterna, pues estuvo en cada momento importante para mí y fue, junto a mi madre, quien me enseñó a controlar mi transformación) no podía negar que tenía un poco de curiosidad.

La señora O'Connor (quien insistía en que la llame Mathilde, aunque podía notar que no le caía muy bien) les había ordenado a sus hijos que llamen a su mucama para que prepare la cena. Damon, fastidiado, le informó que tenían una sola empleada que iba solo dos veces a la semana para limpiar la casa y sacó del Freezer una pizza lista para meterla al microondas.

Ahora estábamos los cinco sentados en el comedor, que había sobrevivido al ataque del Kanima de pura suerte. Nadie comía, ni siquiera Damon, que apenas conocerlo me había parecido un chico despreocupado y tranquilo. Sin embargo, podía sentir su molestia. Su ceño estaba fruncido mientras miraba con enojo a sus padres y apretaba con fuerza el vaso en su mano. Steve, por su lado, tenía su brazo rodeando mi silla intentando aparentar tranquilidad, pero a mí no podía engañarme. Estaba igual o más incordioso que su hermano.

—Escucha, Madelaine —habló Robert O'Connor—. Entenderás que nos sentiremos más cómodos haciéndote algunas preguntas, ¿cierto?

Alcé una ceja mientras Steve apretaba su mano en un puño y Damon soltaba un bufido.

—No respondas nada. Steve, llévala a su casa.

No tenían que decirlo dos veces. Alejé el plato con la porción de pizza, pero Mathilde habló antes.

—No hace falta, Steven. Yo la invité a cenar.

¿Acaso yo no tenía voz y voto en esta situación? Era obvio lo que estaba sucediendo: yo estaba ahí simplemente para que no intentaran matarse.

—¿Quiénes se creen que son? Ignoran a sus hijos durante años y pretenden ser buenos padres intimidando a una adolescente.

—Debes entendernos, esta chica fue acusada de asesinato.

—Fui exonerada —aclaré, pero me ignoraron completamente, por lo que me incliné hacia Steve para hablarle—. ¿Esta pelea es por mí?

—No, solo te usan como excusa.

The Alpha Wolf [Teen Wolf II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora