Allí, más allá del pueblo, estaba el bosque y una fachada, los típicos refranes de la mansión embrujada. La lluvia impedían ir y ver lo que pasaba. No sabía qué iba a encontrar, si no de otra manera nunca lo habría seguido a él.
Si el Alpha era Minh...
¿Han sentido alguna vez que con sólo mirar a una persona el mundo se congela?
Bien, pues eso mismo sintió Jisung alrededor de todo el cuerpo al encontrar a Minho, después de creer que no lo encontraría. A las orillas, con el cuerpo enteramente mojado, tiritando a nivel de que su piel podría estar tomando una gripe y algunos raspones en sus brazos, dormido o los más probable es que desmayado.
Quisiera o no, sonrió.
Se veía miserable, en una estabilidad frágil.
Dudó un poco antes de tomar su brazo y tirarlo hacia la superficie, pero pudo hacerlo.
Realmente enloqueció al saber que el alfa no se encontraba dentro del perímetro establecido, por ningún lado, estaba al tope de perder los estribos.
Miró a Minho, que se estremeció ante el helado viento en su cuerpo, sus dientes castañeaban, sus mejillas se hallaban completamente rosas, por igual que su nariz. Y malditamente, no quería pensar mal con el castaño estando así, pero, se veía demasiado lindo y desgastado, eso le gustó.
Todos tenían debilidades, y Lee Minho no obtenía anomalía en eso.
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Nerviosa era corto, antes de siquiera poner un pie en la sala.
Changbin tocó su hombro en señal de apoyo, pasando de largo por el extenso y liberal corredor, para dar paso al gran salón. Como siempre, nunca dando su creer más de lo debido o apañándola.
Las cosas seguían en un orden casi compulsivo, la casa era bonita, pero fría, el otoño se aproximaba.
Era frío, y a Kira le gustaba. Ver nieve cayendo, tomar chocolate caliente y estar mullida en pensamientos triviales, aunque sabía que ya nunca más podría ser así, aquella rutina la animaba un poco.
Escuchó a su primo dar los buenos días, siempre tan atento y hasta amable.
—Puedes, no es como si temieras, ¿cierto? —Jeongin quien apareció de la nada, tomó su mano con delicadeza.
—¿Bomboncito? —preguntó.
—¿Caramelito?
—¿Puedes ir a recoger un paquete, en mi lugar?
—¿Tengo opción?
—Noup —negó con una sonrisa al omega—, era cortesía de una dama al preguntar.
—Lo supuse —rió—. ¿Quién es? ¿Dónde es? Y, ¿qué es?
—Hwang Hyunjin —repitió—. En el cinema, cabello rubio, un Alfa. Te dirá qué hacer. Dile que tengo compromisos más importantes. Ve con cuidado, por favor.
Más tranquila, y dejando con las palabras en la boca a Jeongin, caminó con seguridad hasta el salón principal, sus zapatos altos cesaron antes de poder abrir, podía hacerlo, no era inferior a un consejo que llevó a su padre a tomar malas decisiones, ella era mucho más.
