𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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—¿Te han dicho que eres un simio? —bufó el pelirrojo—, ¿y un chico sucio? Espero sepas hablo de los dos sentidos.

Jisung volteó, parecía inspeccionar todo. Lee Minho era esa clases de pubertos con problemas para mantener el orden en su habitación, ropa interior y deportiva regada por la estancia, platos sucios y demás. Y por un momento Minho se perturbó de no organizar su habitación, tenía todo esparcido, claro. Pero no tenía en cuenta de que se encontraría a Jisung tendido entre sus sábanas desarregladas, al regresar de sus prácticas.

—¿Cómo entraste?

Se sentía cohibido, incluso sabiendo el hecho de que era casa suya y habitación suya. Se supone que era su lugar seguro.

—Por la puerta, pero tu papá dijo que era bienvenido a quedarme a dormir... Fue raro, porque ya no tenemos cinco años. ¡Por cierto! —recordó tomando con curiosidad una prenda negra—, dijo que cuando llegaras te avisara que fue al supermercado, también que tomara todo lo que se me apeteciera.

Ardió en rojez cuando Jisung tomó con sorna su ropa interior manchada, con lo que sea que hizo anoche con sus propias manos.

—¡Dame eso! —rugió—. No toques lo que no es tuyo...

—No metas tu narizota en lo que no te incumbe.

Tiró la mochila al suelo y comenzó a aventar todo dentro del armario, incluso así no estuviera limpio, sus labios se convirtieron en una fina línea mientras lo hacía, ese omega realmente lograba lo que ninguno otro no, sacarlo de sus casillas. Era irritante.

—¿Y qué? —preguntó el omega luego de un rato.

—¿Qué de qué?

—¿Cómo que qué? ¿Para qué me llamaste? No me digas que me llamaste sin un plan.

Pues sí, fue el golpe del momento, estaba medio atontado, y quería arreglar, no, arreglar no era, suavizar quizá. Llegar a un acuerdo, una propuesta indecente.

—Son omegas como tú, ¿no tienes compasión? —mencionó a cambio—. Después quieren que les tratemos como iguales pero ni ustedes lo hacen.

—Y sobre ser omega, ¿qué tiene? Los jodidos omegas del pueblo que me vieron crecer hablan a mis espaldas, me maldicen. Pero tú no sabes nada, porque a ti te adoraron sólo por ser un alfa, un alfa inútil y miedoso. No voy a chuparte la polla por eso, ¿entendiste? No como la maldita sociedad.

Era cierto, Minho lo sabía, siempre hablaban mal de Jisung. Él siempre creyó que a Jisung debía afectarle eso y tal vez tenía fundamento en esto, pero no se notaba, Han tenía heridas enterradas como dagas, por cómo lo culpaba sin nada, sólo por ser alfa. 

Por eso supo que Jisung odiaba ser omega.

—No soy un miedoso, soy realista. ¿Qué pasa si ves a un montón de omegas drogados en el bosque? ¿Con el rarito de los Han?

—¿Me llamaste sólo para esto? Porque te juro que estoy tan ocupado, como para preferir ver ropa interior con semen.

—¿Te han dicho que tienes una boca muy filosa para ser omega?

—¿Y a ti que una mentalidad de baboso para ser un alfa pura sangre y uno de los primeros en la clase? ¿Qué más? Estoy con pendientes, no tengo tu tiempo... Dame tu dinero —amenazó.

—¿Ah?

—Desperdiciaste mi último cigarrillo —el pelirrojo se quejó, pero Minho seguía inmóvil—. Okay, repito, dame dinero.

❝Village, secrets and liers❞ ||MinSung||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora