𝐃𝐨𝐜𝐞

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Normalmente es un personaje al que nunca se le da mucha importancia, alguien quien tiene acceso de poder a cualquier dato, siendo debilidad de uno de los Nakamura.

Por eso es que nadie sospecharía de aquel individuo. 

La alta traición al Imperio Nakamura, se pagaba con torturas, lesiones, y vida, superando con altas creces sus objetivos. 

En la mafia coreana-japonesa, existía una gran variedad de todo de lo que te pudieras imaginar. No todos eran precisamente personas inteligentes, ser inteligente sólo era un adorno, se necesitaba más, mucho más. Por supuesto, ningún rompecabezas se compone por piezas igualitarias, subsistían pilares fuertes y densos, pero con habilidades distintas.

Un balance.

Sicarios, militares, traficantes, estrategas, abogados, Estado y Sindicato, estaban de su lado. A un costo, pero a su lado. Mas nada te aseguraba un nuevo día, pero sí dinero, o pagar una deuda.

—¿Vienes armado? —preguntó el alfa de figura robusta.

Yang Jeongin era un estratega.

—No, pero ten por seguro que puedo patearte el culo si haces algo que no me agrade.

Un luchador.

—Claro —sonrió el hombre, saliendo del auto—. ¿Qué tal?

—No dispongo de tiempo —y aunque podía ser que decía eso con calma, estaba ansioso, mucho—. Están movilizándose por debajo, no tuve mucho detalle de eso, me dieron una orden y tuve que acatar, no oí mucho de esa junta.

—No es algo difícil de saber, dame algo bueno.

Algo bueno, ¿qué diablos más quería?
Yang Jeongin estaba temblando en pijama en medio del bosque, y ese tipo solicitaba algo de gran magnitud para salvar su pellejo.

—Hay un chico —liberó en voz baja—, pronto, o ya seguramente porque es menor de edad, está desaparecido. ¿Dónde crees que esté? Haz que la pruebas apunten hacia allí, sigue vivo. Ten cuidado, te necesito para salir de aquí. 

Y un traicionero.

—Un placer hacer negocios contigo. Aún me sorprende que me contactaras, ¿en serio quieres irte? Digo, eres bienvenido al lado de Kim, pero de los Nakamura eres mucho más que eso, sino y-

—Lo sé, y no me importa. Vete rápido, yo me largo de aquí.

Escuchó una suave risa mecer el viento que de lleno hizo lugar para alcanzar su rostro pálido.

Si era sincero, había querido morir a lo largo de muchos, pero no tan así. Bien, una metáfora simple, si veía un auto no es como si quisiera aventarse, no. Pero si pasase un auto, no es como si hiciera algún reparo al moverse.

Así de simple, Jeongin no tenía ganas.

Pero ahora, es como si el mundo se le volcara encima, una nueva vida albergaba en su vientre, y eso era satisfactoriamente suficiente como para desear una nueva vida, una nueva identidad, emprender un nuevo rumbo.

Era completamente diferente.

No podía pedir ayuda a Kira, era prácticamente su hermana, habían crecido juntos.

Le dolía, le dolía inhumanamente estar siendo desleal, pero necesitaba hacerlo. Un niño no podía crecer en un ambiente como ese, él no quería eso para su criatura.

Él era consciente de que sería difícil, incluso sin protección de la que siempre tuvo, pero podía hacerlo, por él mismo y por esa nueva vida que había sido un desliz de quien no recordaba.

❝Village, secrets and liers❞ ||MinSung||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora