𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐭𝐫𝐞́𝐬

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La cuestión era juntarse en algún lado para hacer el trabajo, pero nadie quería a Kira Nakamura en su casa o ir a casa de Jisung donde estaba Seungmin y todo era aún más sospechoso, así que fue ella quien puso el local.

Cuando Minho y Hyunjin llegaron al bar, todo parecía estar dando vueltas.

Jisung bebía un vodka y luego hacía un típico sonido al habérselo tragado todo de golpe, al parecer ya no quedaba duda que estuviera mejor.

—¿Por qué soy yo quien tiene que acoplarse a ti?

Y cuando Seo Changbin fue a golpear al bartender, el rubio fue a socorrerlo.

Cualquiera diría, la puta lo está calmando, pero si eras alguien como Minho paralizado tras la entrada con Hyunjin, o Kira Nakamura jugando a tirar los dardos sobre una de las mesas de local con una mirada pícara y astuta, te darías cuenta de que Lee Felix era alguien quien mantenía uno de los eslabones fuertes del Imperio, mientras se destruía a sí mismo.

La mirada pícara parecía ensañarse con irritación.

Lee Felix podía tumbar a su primo, sólo que él no lo sabía. Y ella no estaría dispuesta a que sí lo hiciera.

Felix fue y es alguien que nunca pudo tocar directamente, por más que le agradara a veces, su primo lo protegía con uñas y dientes, por más que le negara diciendo que era un hombre, eran largas que le decías a Kira, pero nunca se tragaba.

Todos menos Felix sabían que Changbin ponía en distancia a Felix para que no fuera un punto de amenaza.

Changbin sabe que si hubiera conocido a Felix en otras circunstancias, la historia daría un giro admirable, lastimosamente, esta es la realidad: el cartel no tiene sentimientos.

Changbin lo amaba, lo apreciaba, y lo cuidaba desde las sombras, aunque fuera él quien lo hiriera el plena luz, se odiaba por eso. Pero no sabía amar, se supone que su crianza se basó en no sentir pena o aflicción por nadie, pero estaba amando de la peor manera, ¿que podía saber en todo caso?

—Por favor, vámonos de aquí —está pidiendo Felix mientras Changbin sigue cogiendo al bartender del cuello de la camisa

Y se van.

Kira se para y deja ver el vestido blanco de seda que cautiva a la mayoría de gente que ha ingresado al sitio, se hace como que las luces extrañamente le favorecen al paso sereno y placentero, mientras a su lado Jisung suelta el vaso vacío y decide que es una mejor idea llevarse tan pronto la botella entera a la boca.

Es decir, hay bastante gente, pero no están bailando como en su mayoría lo hacen los viernes, sábados y domingos. Están bebiendo tranquilos, quizás jugando y disfrutando del tiempo.

—¿Quieren un jugo de naranja?

Hyunjin se pregunta qué está pasando, mientras que Kira los conduce a la mesa donde también está Jisung.

—¿Lo has dicho hoy? —apenas pregunta Jisung que parece estar sólo un poco pasado de copas.

—¿El qué? ¿Decir qué?

—¿Que me amas?

No lo recuerda.

Tal vez lo ha hecho, aunque Jisung no le responde o a veces también se queda rígido al oír las palabras, pero siempre se lo está diciendo, besando su cuello y sus hombros de forma afectuosa.

Pero ahí está, severamente con el ceño bajo y un puchero que denominaría como adorable.

—Mhm, contigo la eternidad no es larga, Jisung.

❝Village, secrets and liers❞ ||MinSung||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora