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Hinata bostezó, despertando tras escuchar su alarma. Apagó la misma y se puso de pie, caminando hacia el baño aún adormilado.
Cerró la puerta y colocó el seguro para que Oikawa no entrara por accidente y le encontrara desnudo, aunque en realidad ambos tenían la misma anatomía, no había muchas diferencias.
Se dió una corta ducha y salió, secando su cuerpo con la toalla. Se colocó su ropa y secó su cabello con la misma toalla, dejándolo así, desordenado, arreglarlo tomaba mucho tiempo y a veces era en vano, pues sus hebras simplemente decidían no cooperar.

— Shōyō. — Murmuró Tōru con la voz ronca. — ¿Qué hora es...?

— Las seis y quince. — Oikawa suspiró, llevando una mano a su cabeza.

— Es demasiado temprano ¿No crees?

— Quizás, pero prefiero llegar temprano a llegar tarde. — Comenzó a preparar su mochila, escuchando las quejas del castaño por no desear levantarse y tener que ir a la universidad.

A las seis y cuarenta exactas, Hinata colgó su mochila sobre su hombro, tomando sus llaves, billetera y teléfono.

— ¡Me voy!

— ¡Te veo luego! — Respondió Oikawa, quien apenas lavaba sus dientes.

Shōyō salió de la habitación y fue hasta el elevador. Al entrar, presionó el botón del primer piso, y tras unos segundos, las puertas del elevador volvieron a abrirse.
Salió, caminando hacia la universidad, que se encontraba frente a los edificios de habitaciones.
Al llegar a la universidad fue directamente a su salón, tomando asiento donde antes. Kenma llegó minutos después, y así comenzaron a llegar los demás estudiantes, hasta que llegó el más llamativo de todos, no por su físico, sino por su popularidad.

Shōyō no entendía porque era popular si siempre se encontraba solo, nadie hablaba con él, nadie le dirigía la palabra, las únicas personas que hablaban con él eran sus profesores o conserjes.
Hinata miró hacia otro lado que no fuera el azabache, le haría muy mal comenzar a desarrollar curiosidad sobre la vida de otra persona, además de que era irrespetuoso y maleducado.

— Bien, para el próximo proyecto trabajarán en parejas. — Ni bien había entrado, el profesor ya estaba dando instrucciones. Sacó del bolsillo de su pantalón una hoja con la lista de todos los estudiantes presentes y suspiró. — Excelente, ahora todos podrán tener una pareja.

Tomó un marcador y comenzó a escribir en el pizarrón las parejas al azar. Shōyō cruzó sus dedos para que le tocara con el rubio, y al ver el nombre del mismo ser escrito rogó porque el siguiente nombre fuese el suyo.

Mala suerte.

Kenma había sido emparejado con otra persona. Suspiró rendido, esperando por su nombre. Tras escribir las últimas parejas, Hinata buscó su nombre, encontrándolo al final.

"Hinata Shōyō & Kageyama Tobio".

Shōyō cubrió su rostro con sus manos, maldiciendo por lo bajo. Definitivamente la suerte estaba en su contra ese día.
Tomó una lenta y relajante respiración antes de girarse y mirar al azabache, quien ya tenía sus ojos fríos sobre el pelinaranja. Hinata sintió un escalofrío recorrer su espalda.

— Kageyama Tobio ¿No? — El chico no respondió, el ceño de Shōyō se frunció, pero lo deshizo de inmediato para no parecer maleducado. — Ya que seremos pareja. ¿Podemos reunirnos para trabajar en el proyecto? Puede ser en la biblioteca.

— Bien. — Respondió. — Hoy a la salida, en la biblioteca, no llegues tarde.

Una vena resaltó de la frente del más bajo, sintiendo una enorme necesidad por patear al tipo a su lado. Tomó una larga respiración y apartó la mirada del chico, dándole la espalda. Prestó atención a la clase hasta que fue hora del desayuno.
Salió del salón junto a Kenma, quien en el camino le contaba cómo había conocido casualmente a Kuroo hacía unos años atrás. Ambos se encontraron en una cafetería por la tarde-noche hace cuatro años atrás. Tetsurō intentó entablar una conversación con el –en aquel entonces– castaño, quien no le daba atención. Kuroo, molesto por su actitud, le arrebató a Kenma su teléfono, acción que enfureció al rubio.

𝑻𝒉𝒆 𝒄𝒐𝒍𝒅-𝒆𝒚𝒆𝒅 𝒃𝒐𝒚 - 𝑲𝒂𝒈𝒆𝑯𝒊𝒏𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora