Cincuenta y cuatro días desde el accidente.
Hinata se puso de pie algo tembloroso antes de caminar al baño en la habitación y entrar. Estaba feliz, había progresado bastante en su caminar, y ahora podía hacerlo solo... O al menos lo hacía sin que el azabache se enterara.
Comenzó a deshacerse de sus prendas de vestir hasta quedar totalmente desnudo y entró a la tina, dejando caer el agua caliente, que pronto cubrió todo su cuerpo.
Sus ojos se cerraron y soltó un suspiró, hundiéndose en la tina y disfrutando del sentimiento de estar bajo el agua.Kageyama abrió sus ojos de golpe y miró a todos lados. Su corazón comenzó a golpear con fuerza al no ver al pelinaranja cerca, la puerta continuaba cerrada, pero la puerta del baño se encontraba semiabierta. Se puso de pie y caminó al sitio con rapidez, entrando de golpe.
Jadeó con terror al ver a Shōyō bajo el agua, sin moverse y corrió hasta a él, sacando su mitad superior, lo que asustó al menor.— ¡Shōyō! ¡Despierta!
— ¡Estoy despierto, baka! — Tosió tras haber tragado un poco de agua y bufó. — Tan solo me daba un baño. ¿Por qué tanto drama?
— ¿Drama? ¡Desapareces y cuando te encuentro estás bajo el agua sin moverte, pareciendo muerto! ¡Por supuesto que me voy a preocupar! — Hinata le miró sorprendido por un par de segundos, después rió, acercando al mayor para darle un suave y largo beso.
— Estoy bien, no soy tan bobo como para ahogarme en la tina. — Aseguró, acariciando los cabellos del ojiazul.
Kageyama suspiró asintiendo. Pronto, el mayor se colocó en pie y comenzó a desabrochar su camisa de botones, bajo la mirada curiosa del pelinaranja.
— ¿Qué haces, Tobio?
— ¿Qué crees que hago? — Sonrió. Hinata jadeó y negó.
— ¡No! ¡No estoy listo para verte desnudo!
— Oh, vamos. — El azabache rió, dejando caer sus pantalones. Shōyō chilló, cubriendo sus ojos.
Tobio se adentró en la tina junto al menor, quedando tras este. Rodeó el cuerpo del más bajo con sus fuertes brazos, mientras depositaba suaves besos en la delicada piel de su cuello.
— ¿Lo ves? No es tan malo. — Shōyō sentía su rostro arder, había algo que rozaba en ocasiones su espalda, y estaba seguro de lo que era, pero no quería verlo de todas formas.
— Te salvas de que... No puedo salir huyendo. — Cerró sus piernas, tomando las manos del ojiazul, asegurándose de que no fuera a 'Tocar de más', aunque ya lo había hecho en varias ocasiones atrás cuando le ayudó a ducharse.
— De todas formas, no lo harías, no puedes huir de mí, Shōyō. — Susurró, provocando que la piel del pelinaranja se erizara.
Hinata dejó su espalda recostarse a duras penas contra el pecho contrario, cerrando sus ojos y disfrutando de los suaves masajes que el mayor daba en sus brazos. Kageyama le miró por unos segundos antes de sonreír, quizás eran sus hormonas alborotadas lo que en ocasiones le pedía a gritos tomar al menor, pero no sería así, Kageyama estaba seguro de querer esperar al menor, no quería obligarle a nada que no quisiera él, esperaría a que estuviera listo para cualquier otro paso que diesen en su relación.
— Tobio. — El mayor emitió un sonido, afirmando que le escuchaba. — ¿Puedo retomar mis estudios? — Preguntó, Tobio frunció su ceño.
— Creo que aún no estás listo para ello.
— ¿Por qué no? — Insistió, abultando sus labios. — Es decir, quiero continuar, no quiero quedarme atrás de los demás, y mucho menos perder la beca.
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𝑻𝒉𝒆 𝒄𝒐𝒍𝒅-𝒆𝒚𝒆𝒅 𝒃𝒐𝒚 - 𝑲𝒂𝒈𝒆𝑯𝒊𝒏𝒂
Teen FictionÉl tenía unos ojos que parecían no querer vivir un día más, el otro tenía unos ojos llenos de vida que alegraban todo a su alrededor. "(...) Sus ojos azules se posaron sobre él durante unos segundos, estos parecían demasiado inexpresivos, como si re...