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     Kenma caminó con rapidez buscando a cierto castaño con la mirada. Al llegar a los salones de tercer y cuarto año, buscó a Oikawa en cada uno hasta toparse con cierto grupo de omegas que rodeaban a un chico alto con mirada coqueta. Kozume frunció su ceño con desagrado y apartó a todos los chicos y chicas, quedando frente a frente de Tōru mientras escuchaba las quejas de los tantos omegas.

— Oh, tú eres la pareja de Tetsurō ¿No es así? — Sonrió. — ¿Acaso has cambiado de opinión ya?

Kenma le miró serio por unos segundos, Oikawa carraspeó y entendió que no iba para eso.

— Sígueme, necesito que me ayudes con algo.

— ¿Qué es ese algo?

— Shōyō. — Oikawa borró su sonrisa, y tras despedirse cortésmente de los omegas, comenzó a seguir al rubio, quien caminaba a paso rápido.

— ¿Qué ha sucedido con Shōyō? ¿Ha sido Yachi? — Preguntó Tōru.

— No, ella no ha llegado aún. — Aseguró Kozume. — Al parecer Kageyama ha sentido el aroma de alguien más en Hinata, estuvo a punto de-

— Oh, no. Entiendo por dónde va esto. — Interrumpió, apretando sus labios nervioso. — ¿Hinata está bien?

— Ya lo verás.

Al llegar a los baños, Kenma abrió la puerta y al entrar ambos volvió a cerrar, con seguro. Oikawa abrió sus ojos con impresión al ver a Shōyō sentado en el suelo, abrazando sus piernas mientras miraba a la nada y sudor bajaba por su frente.

— Diablos. — Se acercó con rapidez a Hinata y tomó sus mejillas.

— ¿Tōru? ¿Qué haces aquí? — Preguntó Hinata, sonriendo débilmente. — ¿Me dejarán ir ya? Las clases comenzarán pronto.

— No, no puedes. — Oikawa tomó su mochila con la cual cargaba desde un principio y sacó de esta una tableta de pastillas. — Toma una de estas, probablemente no sea tu celo, pero debes de calmar esas hormonas antes de descontrolarte.

— Estoy bien, Tōru, solo tengo algo de calor. — Aseguró Hinata, elevando su mano para tomar la pastilla. Oikawa notó cómo temblaba, por supuesto que no se encontraba bien.

— Ten. — Kozume le extendió una botella de agua, Shōyō agradeció y tomó la pastilla de un trago, suspirando al terminar.

— Espera por unos minutos, la pastilla hará efecto pronto. — Oikawa acarició la mejilla de Hinata, sonriendo para relajarle.

— ¿Por qué llevas supresores contigo? — Tōru se tensó al escuchar la pregunta del rubio detrás suyo. — Tengo entendido que sales con Iwaizumi, no hay necesidad de llevarlas ¿No es así?

— No, no hay necesidad... — Respondió nervioso el castaño. — Yo...-

— Le he pedido que lleve unas consigo... — Habló débilmente Hinata, mirando a Kozume. — Sé que a veces mi celo llega sin avisar... Y mi calendario no puede predecirlo... Por eso se lo pedí... Me siento seguro de esa forma.

— Ya veo. — Habló Kenma, acercándose a Hinata para tomar su temperatura. — Está bajando, eso es bueno.

— Ahora me siento algo débil. — Suspiró. — Quizá deba irme después del almuerzo.

— Vuelve a la habitación si te sientes muy mal, escríbeme, estaré más tranquilo si lo haces.

— Lo haré, gracias Tōru. — Hinata se puso de pie con ayuda del mayor, quien revolvió sus cabellos antes de salir los tres del sitio. Kenma le agradeció a Oikawa, quien se despidió con una sonrisa.

𝑻𝒉𝒆 𝒄𝒐𝒍𝒅-𝒆𝒚𝒆𝒅 𝒃𝒐𝒚 - 𝑲𝒂𝒈𝒆𝑯𝒊𝒏𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora