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— Toma. — Kageyama dejó el plato de comida frente a Shōyō, quien sonrió dejando un beso en su mejilla.

— Gracias, Tobio. — Kenma los observó antes de sonreír e inclinarse, apoyando su cabeza sobre el hombro de su pareja.

Exactamente dos meses y medio habían pasado desde el momento en que el azabache le pidió al pelinaranja que saliera con él, y ahora no era desconocido para ni una persona en el sitio su relación, o lo muy enamorados que estaban del otro.
La relación entre Hinata y Kageyama había avanzado bastante rápido y bien, ambos se demostraban su amor por el otro, aunque usualmente el ojiazul era más reservado en público, prefería demostrar su afecto en privado, en donde no tenían que ser observados por muchos pares de ojos.

— Pronto serán las pruebas. — Comentó Hinata, bebiendo de su café. — He comenzado a estudiar un poco desde ya.

— ¿No faltan dos semanas?

— Es mejor prevenir. — Agregó Tobio, Kuroo le observó y sonrió asintiendo.

— ¿Qué puedo decir? Prefiero estudiar unos dos o tres días antes de las pruebas. — Habló Tetsurō, abrazando a su pareja y dejando un par de besos en su mejilla bajo las quejas del rubio.

— De todas formas, cada quien tiene su forma de estudiar. — Terminó Kozume, guardando sus cosas en su mochila. — Nosotros nos adelantaremos, te veo en clase, Shōyō.

— Muy bien, nos vemos. — Se despidió el menor.

— ¿Estás lleno? — Hinata miró su plato por unos segundos antes de suspirar y asentir.

— Me duele un poco el estómago, iré a pedir algo en la enfermería. — Ambos se pusieron de pie, Kageyama se encargó de ir a botar los residuos antes de volver por su pareja y salir juntos del sitio.

Para nadie era sorprendente a estas alturas del año ver a Kageyama acompañado de Hinata, y en algunas ocasiones se veía acompañado por Tōru, Kenma y sus respectivas parejas.
Durante la primera semana de su relación vivieron llenos de rumores, que Oikawa y Kuroo se encargaron de desmentir, en ocasiones Hinata se vió rodeado por algunos omegas quienes exigían respuestas, pero ahí estaba siempre Tobio, con su mirada de no querer vivir, ahuyentando a todos.

— Quédate a dormir en casa. — Pidió Tobio, Shōyō le miró y sonrió pensándolo.

— ¿Qué pensará tu abuelo? Será la tercera vez en la semana. — Recordó, Kageyama sólo se encogió de hombros.

— Lo ha tomado bien, le agradas. — Aseguró, tomando al pelinaranja de la cintura y acercándole a su cuerpo.

— Bien, bien, después de clases iré a buscar algo de ropa. — Respondió Hinata, colocándose de puntillas para dejar un suave beso en los labios contrarios.

Estiró una de sus manos y acomodó los azabaches cabellos del mayor, sonriendo y acariciando finalmente una de sus mejillas. Kageyama le miró a los ojos por unos segundos antes de suspirar y sonreír, besando la frente del más bajo.

— Ven, vamos al salón. — Pidió Shōyō, entrelazando sus dedos y caminando juntos hacia el nuevo destino. — Por cierto, el trabajo de investigación que debemos de entregar mañana. ¿Lo has terminado?

— Sí, lo enviaré a tu correo más tarde.

— Perfecto. — Hinata sonrió. — Oye, estaba pensando... ¿No sería buena idea si intentas trabajar con otras personas del salón? Hemos hecho todos los trabajos juntos desde el comienzo.

— No. — Shōyō infló sus mejillas. — Me gusta trabajar contigo, nadie lo hace igual.

— Deberías de acostumbrarte a la forma de trabajar de otras personas, Tobio, así no tendrás problemas en un futuro cuando tengas que convivir con tus compañeros de trabajo. — Recordó el menor. Kageyama se detuvo en su sitio, por lo que Shōyō lo hizo también, mirándole confundido.

𝑻𝒉𝒆 𝒄𝒐𝒍𝒅-𝒆𝒚𝒆𝒅 𝒃𝒐𝒚 - 𝑲𝒂𝒈𝒆𝑯𝒊𝒏𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora