— No lo toques. — Kageyama gruñó con molestia al notar a cierto azabache acercarse. — Está bien, soy amigo de Oikawa, lo conozco.
El menor miró a Hinata por unos segundos antes de maldecir, era más grave de lo que parecía al verle desde unos metros.
— ¿Han llamado a una ambulancia? — Preguntó el chico, Tobio asintió. — Perfecto. — Llevó dos de sus dedos al cuello de Shōyō, sus pulsaciones eran débiles, apenas perceptibles.
— ¿Él... Estará bien? — Preguntó de repente Tobio, el chico elevó la mirada, encontrándose con unos ojos azules profundos llenos de lágrimas.
— Eso espero, Kageyama. — Se colocó de pie y se giró, mirando a su pareja quien asintió.
— ¡Aléjense todos de aquí! — Pidió, ahuyentando a las personas como perros callejeros, los demás amigos de Tōru y Hinata imitaron su acción, despejando el sitio.
Tras un par de minutos, la ambulancia llegó, y con cuidado colocaron al pelinaranja sobre una camilla.
— Ve con él, iré con Bokuto al hospital. — Pidió el azabache antes de girarse y correr hacia su pareja. Kageyama, tembloroso, subió a la ambulancia que no tardó en ponerse en marcha hacia el hospital más cercano.
— No mueras Shōyō... — Gimió por lo bajo, sin ser escuchado por los demás. — No me dejes...
Iwaizumi y Tetsurō lograron alejar a Oikawa de la rubia, quien se encontraba en el suelo, adolorida. Su rostro se encontraba golpeado y manchado de sangre, pero no era sólo su sangre la que decoraba su rostro. Hajime frunció su ceño con molestia al notar los nudillos del menor rotos y manchados de sangre.
— Debemos de llevarlos a la enfermería, a ambos. — Habló Iwaizumi.
— No tocaré a esa perra, lo siento. — Kenma se acercó a Kuroo, mirándole preocupado, este entendió de inmediato y le rodeó con sus fuertes brazos, tranquilizándole.
— Yo la llevo. — Matsukawa apareció, recogiendo las mangas de su camisa.
— Te patearé el trasero tan duro después de esto. — Hanamaki hizo acto de presencia, mirando a la rubia antes de suspirar. — Pero por más que la odie no puedo ver morir a una persona. Te ayudaré.
— Oikawa, ven, debes de ir a la enfermería. — Pidió el azabache antes de que Tōru se dejara caer al suelo, asustando a los presentes.
— Shōyō... Shōyō... Él... Juro que desde el pasillo escuché su cabeza crujir. — Llevó las manos a su cabeza, tirando de sus cabellos. Iwaizumi comenzó a preocuparse, estaba seguro de que, si Hinata fallecía, Oikawa no podría con ello.
— Hinata estará bien, Tōru.
— ¡No me digas que estará bien! — Exclamó entre llantos. — Tú... Iwaizumi, tú viste el charco de sangre, viste como estaba en el suelo y él... — Jadeó. — Esa perra necesita pagar.
— ¡Hey, hey! ¡Detente! — Iwaizumi le detuvo, rodeándole con sus fuertes brazos. — No eres ni serás un asesino, cálmate en este mismo momento. — Pidió Hajime, mas el menor hizo caso omiso. Iwaizumi tomó una lenta respiración antes de girar a Tōru y mirarle a los ojos. — ¡Oikawa Tōru, te he dicho que te calmes!
Y como si entrase en un trance, Oikawa obedeció, mirando fijamente a su pareja. Hubo un par de segundos de silencio hasta que el castaño comenzó a derramar lágrimas de nuevo.
— Iwa-chan... Déjame... — Rogó, abrazando con fuerza al moreno.
— Lo llevaré al hospital. — Avisó el ojiverde. Oikawa no se encontraba bien, Hajime estaba seguro de ello.
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𝑻𝒉𝒆 𝒄𝒐𝒍𝒅-𝒆𝒚𝒆𝒅 𝒃𝒐𝒚 - 𝑲𝒂𝒈𝒆𝑯𝒊𝒏𝒂
Teen FictionÉl tenía unos ojos que parecían no querer vivir un día más, el otro tenía unos ojos llenos de vida que alegraban todo a su alrededor. "(...) Sus ojos azules se posaron sobre él durante unos segundos, estos parecían demasiado inexpresivos, como si re...