#5

939 161 8
                                    

Ya era su segunda noche trabajando. Apenas podía dormir, ya que salía a las 4 y él entraba a las 8 a la universidad, y aunque habían días donde entraba a las 9, solo eran dos a la semana y una hora no hacía tanta diferencia. Cuando salía de la universidad a las 5 estudiaba y se iba luego de cenar. 

– Ni siquiera he podido hablar con Mike. – se lamentó. – apenas unos cuantos "Hola, ¿Cómo estás?"

Esto es más importante que tu maldito miedo a morir solo.

– Soy consciente.

Salió del trabajo. Comenzó a caminar hasta la parada de bus. Pero fue interceptado por un par de chicos.

– ¿Sales del trabajo, eh? – habló uno de ellos.

Trollino, no te confíes.

– No, fui a comer. Gasté mi dinero en ese restaurante.

Bien hecho.

– Ah, ¿y por eso se ven tan pesados tus bolsillos?

Era la propina que se había ganado siendo amable y atento al atender.

– ... – no supo qué responder a eso.

Corre

Alcanzó apenas a girar cuando lo agarraron del cuello y lo comenzaron a ahogar.

– Vacíale los bolsillos. – ordenó el que lo sujetaba.

– A ver... cuántos euros. – vio maravillado.

El azabache se consiguió zafar. Le arrebató de un golpe los billetes.

– Parece que tendrá que ser a la mala...

Lo siento chico, no puedo hacer nada para ayudarte. – suspiró. Si tuviera cuerpo, se habría encogido de hombros. – debiste dejarte robar por esta vez, hubiera salido mejor.

.

.

.

– ¡Llegaste del trabajo!... ¿Qué te pasó?

– Nada

– ¡Ese hematoma dice lo contrario!

– Nada, Scarlett. Solo me golpeé por tonto.

– ¡No te creo! tienes roto el labio también. 

– No pasó nada importante. 

– Esta vez tus bolsillos no vienen pesados... –  notó el detalle al examinar a su hermano. 

– ¡Todo está bien! ¡¡ya déjame en paz!! – subió a su habitación.

Abrió su cama, dispuesto a dormir.

Alguien listo jamás se irritaría si tuviera delante siempre un espejo y se viera cuando discute.

– ... Ya cállate... – fue a limpiarse la cara y tuvo que ponerse una sutura adhesiva en la frente.

– Barrieron contigo. 

– Supongo que no me defendí bien.

– ¿1 contra 4? tampoco tenías demasiadas posibilidades.

– Ahora tendré que buscar otra ruta para volver a casa. – se cambió polera.

– Sí, porque la gente así es como un perro. Los alimentas una vez y vuelven todo el tiempo a por más.

– Ya veré qué hago mañana... – se tapó y acomodó su almohada para quedarse dormido rápidamente.

Life Answers •| Los CoMPaSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora