El regreso de Kurt

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Sam Evans había sentido muchas veces miedo en su vida. Desde los temores de la infancia (oscuridad, inyecciones, monstruos), seguidos por las inseguridades típicas de la adolescencia (aceptación, autoestima y amor) y finalmente los que le habían obligado a madurar (pobreza, rechazo y fracaso).

Pero nunca había sentido tanto terror en su vida como en ese momento, sentado al borde de un sofá de su departamento mientras veía a Blaine preparándose para salir.

-¿Seguro que no vienes? -le preguntó Blaine nuevamente al recoger sus llaves.

Sam negó con la cabeza. Quería decir algo más, algo gracioso para aligerar el momento, una tontería para relajar a Blaine, quien suspiró pesadamente, pero las palabras no llegaban a su mente.

-De acuerdo, trataré de no tardar.

Sam asintió sin poder hablar de nuevo y bajo la mirada al piso antes de escuchar la puerta cerrarse.

Una molestia se había instalado en la boca de su estómago un par de horas atrás cuando Blaine volvió a casa, Sam aún recordaba su rostro pálido.

-Kurt está en la ciudad – había soltado Blaine de golpe en vez de responder a su saludo.

-¿Qué? – preguntó Sam por instinto, aunque había escuchado claramente lo que Blaine había dicho.

-Que Kurt está en Lima.

- ¿Lo viste? – preguntó de nuevo sintiéndose incómodo.

-No.

-Entonces ¿cómo-

-Rachel me lo dijo.

Sam asintió tratando de mantener la calma, realmente no le gustaba que Kurt estuviera en Lima pero no es como si no esperara encontrárselo de nuevo, ahí vivía su familia después de todo. Seguro sólo estaba de visita… ¿cierto?

-Dime qué viene por pocos días – pidió. Blaine que había mantenido la vista fija en Sam, agachó la mirada en respuesta – Blaine – solicitó de nuevo sabiendo de antemano la respuesta.

-Se quedará el resto del ciclo escolar – respondió por fin en lo que parecía un lamento.

Sam sabía exactamente lo que eso significaba.

-Dijiste que no volvería – le reprochó tontamente, aún cuando sabía que Blaine estaba igual o más sorprendido.

-No creí que lo hiciera -admitió el otro -Pero NYADA tiene un programa de prácticas para los estudiantes de tercer grado y él decidió hacerlo aquí, ayudando a Rachel.

-¿Con el coro de McKinley?

-Con el coro de McKinley.

-Vaya – fue lo único que dijo Sam dejándose caer en el sillón, mientras se llevaba las manos al rostro.

-Eso no es todo – agregó Blaine sentándose a su lado con pesadez. Sam alzó la vista con temor - Quiere verme – soltó finalmente.

Sam observó como Blaine parecía perplejo, como si una parte de él no entendiera que esperaba Kurt al buscarlo, sin embargo Sam lo sabía, lo había temido desde que Rachel volvió: Kurt regresaría también… por Blaine.

El sonido de su propio corazón latiendo con furia, tan fuerte como si estuviera en sus oídos, apenas le permitió escuchar a Blaine después de eso, pero claramente su amigo estaba lidiando con sus propios demonios interiores para decidir que es lo que debería de hacer al respecto, mientras Sam intentaba procesarlo…

Kurt estaba en Lima.

Kurt quería ver a Blaine.

Blaine (con su inmenso corazón) perdonaría lo que había pasado entre ellos.

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