Planes a futuro

Te seguiré

Había algo especial y agradable en despertar en Kentucky  que Lima no tenía. Tal vez era la seguridad de estar rodeados por personas que se preocupan por ti, el ligero bullicio del resto de la familia, los deliciosos olores que desde temprano salían de la cocina o simplemente el compartir la cama con Sam y despertar abrazado a él, o en este caso Sam enredado a su cuerpo con una pierna sobre él, atrayéndolo en un abrazo y- ...Dios, ¿qué era exactamente lo que estaba haciendo Sam? ¿Eso que sentía frotándose contra él era…

-¡Sam! – exclamó Blaine exhaltado e intentando alejarse cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando -Deja de restregarte contra mi.

Pero el rubio apretó su agarre impidiéndole avanzar

-No, no quiero – respondió aún con la voz de alguien a medio despertar.

-Sam – le llamó Blaine de nuevo más tranquilo.

-Hmmm

-Detente

-No

-Sam, basta.

-¿Por qué? ¿Quieres restregarte tú contra mí? – preguntó su novio con naturalidad.

-¡No! – respondió Blaine de nuevo escandalizado.

-Claro que quieres – comentó Sam con voz divertida… Eso era completamente verdad, pero no le daría el gusto de oírlo confesarse.

-Ya no compartiré cama contigo – advirtió Blaine con seriedad.

-¿Cómo lo piensas evitar? – preguntó el rubio con burla haciéndolo girar y sentándose sobre él en un rápido movimiento.

Blaine enrojeció enseguida, ahora no podría ocultar el estado de excitación en el que estaba en realidad.
-¡Sam!

-Sabía que si te querías restregar – dijo el mencionado en una risa.

-Eres imposible a veces- se quejó.

-Y tú completamente adorable cuánto te pones virginal – dijo Sam inclinándose con lentitud para besarlo.

Blaine estaba más que dispuesto a cooperar en esa idea, pero un golpe insistente en la puerta lo volvió a la realidad.

-¡Estamos desnudos! – gritó Sam con fuerza para alejar al intruso, mientras se volvía a inclinar para besar a su novio.

Blaine sin saber bien cómo se puso de pie en un instante.
-No, no estamos – gritó avergonzado mientras corría a la puerta ignorando el estruendo que se escuchó detrás de él- no lo estamos – dijo al abrir intentando aparentar normalidad- Hola Mary.

-Hola Blaine – respondió la Sra. Evans viéndolo confundida antes de pasar la vista a Sam- ¿qué te pasó? – le preguntó a su hijo.

Blaine volteó la vista también. Sam estaba ahora en el suelo batallando con las cobijas queriéndose desenredar.

-Blaine me tiró de la cama mamá.

El mencionado rodó lo ojos y gesticuló “Soplón” para que sólo lo entendiera Sam. Afortunadamente Mary Evans parecía demasiado acostumbrada a sus extrañas peleas como para que esta le pudiera importar.

-Me preguntaba que quieren desayunar – dijo.

-Tostadas francesas – respondió Sam sin dudarlo. La casa de los Evans era el único lugar en el que parecía pensar que comiera lo que comiera no iba a engordar.

-Dame un momento – pidió Blaine a la mamá de Sam- y te iré ayudar – sugirió con la idea de salir al baño y empezarse a arreglar.

-¿Me vas a dejar aquí? – preguntó Sam lastimeramente desde el piso donde se encontraba.