Una historia para Sam

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Realmente no podía llorar. Todo se sentía tan irreal, era como un mal sueño y sólo podía ver la puerta, casi sin pestañar, esperando a Sam, porque en algún momento iba a regresar ¿verdad?. Tenía que regresar a hablar.

Sam no era como Kurt, a él sí le gustaba charlar para aclarar las cosas y entendería lo que pasó cuando le pudiera explicar.

Sentado en el comedor donde estaba, sólo podía pensar que el karma es un desgraciado, había perdido a Kurt por engañarlo y aunque había aprendido su lección ahora, por besar a Kurt, perdería a Sam.

No… no podía perder a Sam, ¿qué le quedaría si perdiera también a Sam?

Se estaba volviendo loco, pensando dónde podría estar el rubio.

¿Manejaría a Kentucky? Por favor no, algo le podría pasar, era un viaje muy largo y odiaba manejar solo hasta allá.

¿A la casa de Kurt?, quizás iría a verlo, y le reclamaría lo que acababa de pasar, ojalá no, no quería que Sam odiara a Kurt, ni que se fueran a pelear.

¿Y si fue a ver a Sue?, ella fue la verdadera culpable, a ella es a quien habría que reclamarle en realidad. Él mismo debería reclamarle a Sue justo ahora, sólo que no podía irse porque en cualquier momento Sam podría regresar.

Aunque quizás fuera con Beiste, espera, ella/él estaba en el hospital. ¿Sam no estaría en el hospital, verdad?

¿O quizás estaba con el Sr. Schue? Sí definitivamente podría ir para allá.

Ahhg. ¡Que importaba dónde estaba! Sam lo iba terminar… y se lo merecía… Beso a Kurt... cedió… mejor se hubiera quedado en el elevador. Ahí tarde o temprano alguien lo tenía que encontrar, con suerte antes de que se pudieran intoxicar con ese gas.

Pero lo peor era qué una parte de él lo había querido besar, esa era la verdad, sólo porque quería saber qué tanto un beso lo iba a afectar…

Que irónico que el mismo beso que finalmente le confirmara que al que amaba era a Sam, fuera a la vez el beso que  los hiciera terminar… Si  pudiera sentir algo más que angustia se echaría a reír de lo estúpido que era todo esto.

Fastidiado golpeó su cabeza contra la mesa sin pensar, bueno al menos podía sentir algo, casi para asegurarse la volvió a golpear y luego un par de veces más.

-Para ya.. te vas a lastimar – dijo la dulce voz de Sam. Blaine alzó el rostro con sorpresa, ni siquiera lo había escuchado cuando entro.

Sam se acercó con rostro serio hacia la mesa, dejo unas bolsas que llevaba y con gentileza alzó el rostro de Blaine para poderlo revisar.

-¿Cuánto tiempo llevas haciendo eso? – preguntó con severidad.

-Acabo de empezar.

-No lo hagas más – pidió – Traje algo para cenar – añadió señalando las bolsas-  ¿quieres ducharte primero o necesitas descansar?

-Quiero hablar

-Por supuesto, pero primero… ¿cena, ducha o descansar?

-¿Con cuál de todas podemos hablar?- preguntó Blaine con expresión culpable.

-Hablaremos- respondió Sam amablemente- pero dijiste que te querías duchar y no lo has hecho, además de que seguramente no descansaste anoche.

-No podría dormir ahora.

-Esperaba que dijeras eso – reconoció Sam- Entonces, ducha será… no te tardes, no quiero que la cena se vaya a enfriar.

-Pero-

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