Zoe
Ya fueron unas cinco latas de cerveza las que tomé en las pocas horas que llevo en mi "fiesta de cumpleaños", una fiesta en la que todos parecen divertirse de una manera u otra salvo la cumpleañera que su único papel desde que llegó a la casa de Matthew fue el de sentarse en la escalera levantándose sólo para ir a buscar otra cerveza tras otra.
Podía describirme como un objeto estorboso para los chicos y chicas que querían ir al baño o a tener sexo en las habitaciones que estaban arriba, o como una colada en una fiesta de puros desconocidos lo suficientemente tímida como para hacer nuevos amigos.
Todo, menos una cumpleañera en su propia fiesta de cumpleaños.
Veía a mis amigas entrar y salir de la cocina en todo momento, ellas ya habían hecho sus intentos por animarme y que disfrute el momento como lo es debido y como lo haría cualquiera de los aquí presentes, pero bastó una mirada triste y pérdida para que supieran de mí situación, como también saben que cuando estoy de esta manera lo mejor es dejarme sola hasta que encuentre mis ánimos hablando conmigo misma y en la bebida que estaba tomando.
No soy tan egoísta cómo para forzarlas a sentarse conmigo en los escalones a consolarme en vano y que se pierdan de todo lo que las rodeaba, ya lo habían hecho muchas otras veces y ya no quería arruinarles la diversión con un tema el cual debería ser una tema solucionado sentimentalmente pero que aún sigue doliendo como el primer día.
La noche que parece no terminarse, pero al mismo tiempo tampoco quiero que eso pase, para estos momentos ya no sé que quiero en realidad.
De una cosa estoy segura, me odio por haber venido a este lugar como una buena opción para no pensar en lo sucedido horas atrás.
Creí que lo que necesitaba era música tan fuerte que no me dejara escuchar ni mis propios pensamientos y un ambiente que solo me incitara a beber y de ser posible, fumar marihuana. Pero al llegar a la casa y que la música se me hiciera un fastidio indicaba que nada iba a salir bien.
No quiero estar aquí, toda esta gente que no tiene nada que ver con mi mal rato hace que me sienta mal por no poder disfrutar como ellos, incluso siento ganas de encerrarme en el baño hasta que todo termine y luego irme a mí casa.
Quería paz y tranquilidad, pero no la suficiente ya que mi mente comenzará a maquinar sobre lo miserable que se vuelve mi vida puertas adentro en mi casa.
Mi cabeza es un completo lío, no logro descifrar que carajos es lo que quiero realmente.
Aún tenía un opción, una última carta por jugar. No sé si será una buena decisión o un manotazo de ahogada en busca de querer huir de mis problemas de nuevas formas ya que las antiguas no dan resultados, o si es causa de esa chispa que el logra encender cada vez que lo tengo muy cerca de mí o si la incertidumbre de una nueva experiencia peligrosa me consume cada vez más.
Sólo una cosa estaba segura, era mi carta salvadora en esta estresante situación.
Saqué mi celular buscando la casilla de mensajes de esa persona, la hora marcaba la 01:46am, contaba con que a estas horas aún siguiera despierto aunque sea maldiciendo por dejarlo plantado sin un previo aviso.
Dejo la lata a un costado y comienzo a teclear con velocidad, dudaba que un 90% de los aquí presentes supieran que la persona a quién estoy por enviarle un mensaje era mi profesor de historia, pero la vida te trae sorpresas dicen por ahí.
Tu:
Dime qué estás despierto.
01:47am.
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Obsession | Park Jimin |
Teen FictionZoe Barton; una adolescente con una vida que se fue poco a poco por la borda luego de un trágico suceso intenta olvidar mediante fiestas y alchol lo problemático que se volvió su hogar y por lo tanto, su vida. Park Jimin; un profesor que aparenta se...