III

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•Jimin•


Despierto repentinamente producto de estas interminables pesadillas, lo primero que veo al abrir los ojos es mi oscura y silenciosa habitación, seguido de un brazo que rodea mi estómago perteneciente a una chica pelirroja y desnuda durmiendo junto a mí.

Enciendo la lámpara posada en mi mesita de luz en busca del despertador, encontrándome con una botella vacía de Jack Daniels, mi billetera, la envoltura de un condón y un juego de llaves con un llavero que porta el retrato de una niña, seguramente pertenece a la tipa que se encontraba durmiendo plácidamente.

Tomo asiento en mi cama refregrando mi rostro y despeinando mi cabello, encontrando el despertador entre tanta basura corroborando que eran las cuatro treinta de la mañana. Me conocía lo suficiente como para querer golpearme a mi mismo por saber que no iba a lograr pegar un ojo durante el resto de la noche.

Un poco tambaleante producto del whisky y del buen sexo logro ponerme de píe, observando a la chica la cual no recuerdo su nombre y tampoco me interesa, pensando en que iba de ser de ella ahora que el alcohol y la excitación se fueron de mí cuerpo.

Sea lo que sea, no era problema mío.

—Despierta— Sacudo a la pelirroja en un intento por despertarla pero parecía estar demasiado cansada y muy cómoda entre las sábanas que cubrían su desnudez. Pero soy alguien que disfruta demasiado de la soledad y tranquilidad de su casa, y el sólo hecho de alguien desconocido y de la cual no me interesaba absolutamente nada más que lo que podía hacer en la cama era suficiente como para que me molestara.

—¿Mmm?—Gira su rostro hacía mí y abre mínimamente los ojos, recorriendo con la mirada la cama y a mí de arriba a abajo aún muy dormida.

Tomo mi billetera entre mis manos, sacando unos billetes y arrojándolos sobre la cama intentando fingir una amabilidad la cual no sentía para absolutamente nada, no iba a prepararle una taza de café, ofrecerle que se de una ducha y luego enviarla a casa. Quería quitarmela de encima sin dar muchas explicaciones.

Ella los mira algo desconcertada sin entender muy bien la situación.

—¿Porque me das esto? No soy una prostituta.

—Es para tu taxi. Toma tus cosas y vete— Respondí mientras buscaba algo de ropa limpia en los cajones de mi armario.

Volteo unos segundos y observo una sonrisa la cual parecía estar tomando mis palabras como un chiste de mal gusto o un comentario al azar, estirándose y acomodándose para dormir al menos unas nueve horas más.

—¿Que no oíste bién? Te dije que te largues de mi casa.

—¿Ahora quieres que me vaya? Anoche en el bar me insististe para traerme aquí cuando te dije claramente que podíamos follar en tu maldito auto- Respondió más lúcida y con cierto enfado.

—Te lo diré por última vez, toma tus cosas ¡y vete!— Enfadado ya que esta conversación no iba a llevar a ninguna parte, tirando sus llaves a un costado junto con los billetes.

Toma ambas cosas de mala gana y en cuestión de pocos segundo ya estaba vestida con ese vestido rojo que ocultaba mucha sensualidad debajo de él, regalandome una mirada de odio mientras se iba de mi habitación y de mi vida.

—Cierra la puerta al salir— Agregué en tono de broma y escuchando un fuerte portazo en la puerta principal que seguramente habrá despertado a algún vecino.

Obsession | Park Jimin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora