VIII

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Jimin•

<< —¡No! ¡Aléjate Jimin!.

Sus gritos resuenan por toda la casa seguido de ese fuerte portazo que delataba donde intentaba esconderse.

—¡Vuelve aquí estúpida perra, lo vi todo esta tarde! ¡ABRE LA MALDITA PUERTA MINYING!— Golpeo, pateo y vuelvo a golpear lo único que nos separa, lo único que me impide tenerla frente a frente.

—¡LLAMARÉ A LA POLICÍA, A MIS PADRES, A TODO EL MUNDO PARA QUE SEPAN LA MIERDA QUE ERES!

—¿LA MIERDA QUE SOY? ¡¿LA MIERDA QUE SOY?! TE VI BESÁNDOTE CON SEUNG EN EL PARQUE COMO LA PUTA QUE ME ADVIRTIERON QUE ERAS. ABRE LA PUERTA.

Pateo la puerta tan fuerte abriéndola al oír como la madera se parte dejándome el pase libre, la sensación de adrenalina aumenta cada vez más y más.

Ahí está ella, tan patéticamente débil y fragil acurrucada en un rincón de la habitación manchando su bello rostro con lágrimas negras producto del rímel, mirándome como quien mira a fantasma en la oscura soledad de la noche, tan temblorosa producto del miedo que ni siquiera puede mantener el celular entre sus manos sin que este se caiga una y otra vez.

Ya no hay explicaciones; las palabras y mentiras se acabaron, sólo queda una imagen guardada en mi mente que se repite constantemente y que no me deja pensar con claridad, pero no me importa.

Ya no hay excusas, ya no hay llamadas a amigas que hagan de coartada, ya no existe la sensación de culpa por desconfiar de la persona que amo, ya no hay mensajes que borrar o un falso contacto para despistar.

Ya no más>>

—Mierda...— Despierto de golpe en la soledad de mi oscura habitación, muy muy lejos de ese lugar que representaba el peor de mis temores y el peor de mis recuerdos.

Bañado en gotas de sudor que recorre cada parte de mi cuerpo, tan agitado que mi pecho duele por la fuerte y entrecortada respiración. ¿Hasta cuando iba a seguir así? ¿Hasta cuando cerrar los ojos y soñar será una tortura constante a mi mente?.

Saco con mi manos temblorosas una petaca de licor que guardo en un cajón de la mesita de luz para estás ocasiones, tomo asiento en la cama mientras le doy un largo trago a ese fuerte líquido y decido distraerme mirando el ventilador girando en el techo, mientras una gota recorre mi mejilla.

¿Sudor? ¿Una lágrima? Da igual.

—¿Cuando me dejarás en paz, Minying?—Bufo molesto por no poder recordar la última vez que dormí ocho horas seguidas, maldiciendo a todo y todos mientras me abro de brazos en la cama,  Minying, mis decisiones y las suyas, mis pesadillas, mi manera de enfrentar lo anterior mencionado. Toda cosa que me haya traído a esta parte del mundo es merecedor de mi odio, incluso yo mismo.

Meto la mano en el cajón nuevamente buscando los cigarrillos que, de igual manera, era para este tipo de ocasiones. Cerrando los ojos con pesadez al sentir en la yema de mis dedos un papel que sabía de sobra que era mucho peor que todo el tabaco y el alcohol del mundo juntos.

Aún así lo saco, sabiendo que lo que hay en ese papel hará que mi alma y mi corazón duelan como si miles de puñales estuvieran clavándose en estos provocándome una muerte tan lenta y dolorosa que me va consumiendo con el tiempo. Una muerte en forma de culpa, remordimiento, alcoholismo y pesadillas.

Obsession | Park Jimin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora