Capítulo 26: Desesperanza

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TEAGAN:




Cinco años atrás...



Observé el cielo estrellado y una pequeña risita involuntaria escapó de mi boca mientras escuchaba la línea sonando. Las estrellas se veían mucho más brillantes que de costumbre y el suelo bajo mi espalda se sentía retumbar con la música al interior de la casa.

— ¡Casi pisas mi dedo, imbécil! —grité al chico que pasó a mi lado con su patineta muy cerca de donde mi brazo estaba extendido en el césped del jardín delantero de la casa de Morrison. Mis brazos y piernas se encontraban extendidos, quería saber qué tanto podía extenderlos, aunque ahora mi brazo derecho estaba doblado sosteniendo mi teléfono. 

Mi estómago rugió. Tenía unas inmensas ganas de una hamburguesa y papas fritas desde hace media hora.

— ¿Teagan? —la voz preocupada de mi hermana mayor me sacó de mi trance donde empezaba a sentir que las estrellas se acercaban a mí. Parpadeé para enfocar el cielo de nuevo y las estrellas se alejaron.

— ¡Lorna! Necesito tu ayuda, porfi —hice un puchero a pesar de que ella no me veía.

— ¿Qué sucede? ¿No se supone que estarías con Jimmy? —preguntó y la escuché moverse.

—Sí, se supone que ambos vendríamos a arruinar la fiesta de Sebastian, pero al final no llegó —lancé una lista de maldiciones hacia el menor de mis dolores de cabeza, aunque sabía muy bien que con él era casi imposible molestarme por mucho tiempo. 

—Tu voz suena extraña —señaló ella y el sonido de la alarma de su auto hizo eco, supuse que se encontraba en el garaje de casa.

—Sebastian creyó divertido darme brownies con hierba pensando que no sabría lo que contienen —reí con fuerza y su jadeo sorprendido acompañó al auto encendiéndose.

— ¡Jesús, Teagan! ¿Estás drogada?

—Él pensó que yo no lo sabría, pero pateé sus bolas cuando intentó propasarse y ahora en venganza estoy arruinando con todo mi peso su jardín delantero, pero no creo poder llegar sola a casa —eso por fin la hizo reír. Su risa era contagiosa, así que terminé riendo con ella.

—No vas a arruinar su jardín, eres peso pluma, tonta. Debemos buscar una mejor forma de vengarte —fruncí el ceño ante su primer comentario.

—Estoy muy indignada ahora de que te burles de mi intento de venganza y siento como si pudiera tocar las estrellas... literalmente

—No tienes derecho a indignarte, estoy en camino, no hagas idioteces

—Demasiado tarde, hermana, recuerda que golpeé las bolas de alguien

—Bueno, no hagas más idioteces, ¿de acuerdo? —enfatizó con un suspiro.

— ¡Sí, señora! —ella volvió a decirme tonta por mi respuesta y colgó, no sin antes hacerme prometer que estaría despierta y me cuidaría. Como siempre recibí un "te amo" de despedida y lo mencioné de regreso con un tono meloso que la hizo reír. 

Caótico Pasado (#1 Trilogía Vidas Tormentosas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora