Capítulo 4: No cambia nada

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CONNOR:

Está ahí, de verdad estoy viéndola de nuevo y ella parece asustada de verme. Ha cambiado tanto desde la última vez que la vi. Ya no es una adolescente, eso es más que obvio, ella supera cada expectativa que tuve sobre su aspecto adulto. Sigue siendo tan baja de estatura como en el instituto y esos ojos avellana aún siguen viéndose enormes en su delicado rostro. Sus brazos ahora están llenos de tinta en tonalidades oscuras y sus piernas son más torneadas.

Es ahora toda una mujer.

Mi mandíbula se tensa al percatarme del tipo que la sostiene como si tuviera que cuidarla de mí. Él es quien debe cuidarse de mí si sigue mirándome de esa forma. Jimmy no pierde el tiempo, corre hasta ella y la aparta del tipo para después alzarla en un gran abrazo de oso. Ella chilla de sorpresa y le devuelve el abrazo, vacilante.

— ¡Te he extrañado, Teag! —grita mi hermano, llamando la atención de cada estudiante que pasa cerca de ellos y ella le responde algo que no alcanzo a oír. Mis pies se mueven involuntariamente hacia ellos y mis oídos zumban con fuerza. Quiero escucharla—. ¡No puedo creer que hayas ido a casa el viernes conmigo y no lo recuerde!

—Probablemente porque ni siquiera podías sostenerte en pie —su voz me paraliza. Sigue teniendo ese tono burlón que la caracterizó siempre, pero hay un ligero nerviosismo en ella. Sé que no le agrada tanto la idea de verme y soy culpable de eso. Tan malditamente culpable y eso me hace sentir miserable.

—Es cierto —ríe Jimmy, apartándose para observarla mejor. Me detengo a escasos centímetros de ellos pero ella evita mirarme, dándose la vuelta rápidamente para tomar la mano del tipo que aún nos observa con cautela.

—Eh... Jimmy, él es Hudson, mi, eh... amigo —los presenta con una sonrisa que claramente es forzada. Jimmy palmea el hombro del chico, ignorando que él había estirado su mano para estrecharla, y sonríe ampliamente.

—Los amigos de Teag son mis amigos —el rostro de ella parece más pálido a cada segundo con cada palabra que sale de la boca de mi hermano menor.

— ¿Teag? —cuestiona el tal Hudson, bajando su mano con disimulo. Observa a Teagan, confundido y ella asiente, dándole lo que pretende ser una sonrisa relajada—. Pensé que no te gustaba que te llamaran de esa forma.

—Eso es porque solo su familia la llama así —mi voz la sobresalta, incluso yo me siento sorprendido de intervenir para defender la exclusividad del diminutivo de su nombre. Hudson la jala del brazo, colocándola a su costado. Una sonrisa torcida aparece en mi rostro sin poder evitarlo. ¿En serio este idiota cree que tiene oportunidad conmigo si pierdo la paciencia ante su gesto protector con ella?

— ¿Y tú eres de su familia? Porque no veo que nos hayan... presentado —su intento defensor falla cuando doy un paso más cerca y vacila en la última palabra. Y sé, maldita sea, que me iré al infierno por comportarme todo posesivo con ella cuando en realidad ya no tengo ese derecho.

—No es necesario, no vine aquí a socializar contigo —mantengo mi voz serena pero Jimmy me conoce lo suficiente para saber que le meteré un puñetazo a este Petimetre,por lo que se interpone entre ambos.

—Oye, amigo, ¿por qué no me acompañas a la cafetería? —Jimmy pasa un brazo por sus hombros, empujándolo hacia el otro extremo de los edificios sin esperar su respuesta y no se detiene aunque Hudson protesta.

—Yo... tengo que irme —me giro tan pronto como Teagan intenta correr de nuevo fuera de mi alcance. Envuelvo mi mano alrededor de su muñeca y la jalo hasta que impacta contra mi pecho. Es tan delgada que no se me dificulta hacerlo. La abrazo por la cintura y la alzo sobre la punta de sus pies, respirando el olor a shampoo de su cabello—. Connor... no.

Caótico Pasado (#1 Trilogía Vidas Tormentosas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora