TEAGAN:
Había dos importantes cosas a las que le temía en la vida.
Una de ellas, era al compromiso. Temía con fervor aferrarme a una persona y perderme en el proceso. Depender de los sentimientos no era algo agradable para suceder, lo había visto en parejas que pasaron aleatoriamente por mi vida. Involucrarte tan profundamente que empiezas a poner el bienestar de la otra persona por encima del tuyo, era algo a lo que temerle. Creía en el compromiso pero le temía malditamente mucho.
La segunda y más importante, era cuando Lucrecia Price llamaba. Sus llamadas hacían que los vellos de mis brazos se pusieran de punta y quisiera correr en la dirección contraria de mi teléfono, como si ella fuera a salir del aparato si lo observaba lo suficiente. Ya no me quedaban excusas para ignorarla.
Tendría que volver a casa y no precisamente porque ella así lo quisiera, sino porque papá estaba detrás de todo.
El solo pensamiento me tenía aferrando los bordes del mantel que acomodaba sobre la increíble mesa rústica del restaurante que pronto sería inaugurado y en el que ya llevaba trabajando dos semanas. Me las había ingeniado para mantenerme distraída de lo que se aproximaba, de la fecha que tanto temía cada año.
—Teagan, querida, ¿te encuentras bien? —parpadeo ante la voz de la señora Oddone. Ella me sonríe desde la entrada donde un chico la ayuda a colocar el lugar de la anfitriona.
—Sí, solo pensaba en que pronto tendré que hacer un viaje a casa —murmuro, teniendo la suficiente confianza de hablar con esta increíble mujer. Es una persona que puede ganarse tu confianza con una facilidad increíble y en estas semanas solo he recibid buen trato de su parte. Agradezco que su sobrina hoy no haya venido a lo que ella llama trabajar. Mi humor no está como para soportar sus constantes rabietas y quejas.
— ¿Eso es malo? —le hace una seña al chico para que nos deje a solas y él asiente, saliendo del restaurante. Me tomo unos segundos para buscar una respuesta adecuada.
—La relación con mi madre es... complicada —hago una mueca y sus ojos azules brillan con preocupación.
— ¿Tan complicada como para ponerte pálida sumergida en tus pensamientos? —como una auténtica tonta toco mi rostro como si así pudiera notar la palidez de la que habla. Ella me da una minúscula sonrisa y se acerca a tomar mis manos entre las suyas. Su tacto es tan suave como el de una madre debe serlo y quiero llorar al recordar que hace tiempo perdí el privilegio de eso.
—Tan complicada como para que esté asustada hasta los huesos —respondo, inhalando una pequeña bocanada de aire.
—Querida, estar con la familia no debería ser un motivo para asustarse —aprieto los labios y sacudo la cabeza. Ella no tiene idea de lo que mi familia se ha vuelto para mí—. No sé qué ha pasado para que temas de ir a casa, pero debes enfrentarlo. Siempre le he dicho a mi hijo que, pase lo que pase, la familia es una de las cosas más importantes en la vida.
La mención de su hijo me hace encogerme y siento que mis pómulos se calientan. No me dio vergüenza tener sexo con su hijo, pero hablar de él con ella hace que me sienta como una pecadora a punto de ser juzgada.
—Lo enfrentaré, pero aun así no deja de asustarme —admito, dejando caer mis brazos a cada lado de mi cuerpo. Suspiro y soy sorprendida con un abrazo. El aroma a rosas de la señora Oddone se impregna en mis fosas nasales y su collar de perlas roza mi mejilla. Le devuelvo el abrazo con vacilación.
—Todos necesitamos a la familia, Teagan. No temas —intenta consolarme, sin saber que mi verdadera familia está dispersa allá afuera.
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Caótico Pasado (#1 Trilogía Vidas Tormentosas)
RomansaCuando Connor Davis ve el caos en el que está viviendo, decide que es hora de cambiar algo en su vida. Lo que no esperaba, es que no sólo cambiaría algo, si no que también... recibiría de vuelta a su más maravilloso, caótico y desastroso pasado hec...