Capítulo 12: Herida abierta

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TEAGAN:

—No, Serena, ya te dije que no puedes trabajar usando... eso —la mueca horrorizada en el rostro de la señora Oddone me hace reprimir una risa. Los pálidos ojos azules de su sobrina brillan con furia.

— ¿Por qué no? Es el uniforme que me diste, solo le hice algunos ajustes —dice entre dientes, conteniendo la ira que le da el no salirse con la suya.

—Porque es demasiado inapropiado para el restaurante, querida —responde mi jefa y estoy segura que también se está conteniendo. Termino de atar mi cabello con la cinta roja y aliso mi mandil negro. El uniforme es bastante recatado, la blusa negra a botones y la falda que está a solo tres dedos por encima de mis rodillas. Observo el atuendo de Serena y toso para disimular la risa.

Parece que a alguien se le perdió el prostíbulo.

La falda ajustada casi deja entrever su nalga izquierda y tengo unas inmensas ganas de pedirle el número de su cirujano para exigirle un reembolso por ella. Le ha dejado el trasero disparejo a la pobre chica. Sus pechos están pidiendo auxilio en su blusa con los botones superiores abiertos, realmente tengo miedo de que le exploten en la cara a la señora Oddone.

—En pocas palabras, pareces una... mujer de la vida nocturna lista para debutar en su noche de lujuria, no una mesera —aporto, sonriendo.

— ¡Tú cierra la boca, enana! —grita, tratando de llegar a mí, pero su tía la detiene. Ruedo los ojos ante su ingenioso insulto.

—Basta, Serena, ve a casa, tranquilízate y mañana usarás el otro uniforme. No aceptaré este tipo de comportamientos en mi restaurante —sentencia la señora Oddone, señalando con su delicada mano hacia la puerta.

—Agh, son insoportables —gruñe Serena, pisoteando fuera de los vestuarios. Mi jefa suspira y lleva una mano a su frente con pesar.

—No sé cómo mi hermana puede mimarla tanto. ¿Será que solo busca llamar la atención? ¿Será que debo llevarla con un especialista? —se pregunta a sí misma con preocupación. Me acerco y tomo su mano, ella parpadea hacia mí.

—Ella no es su responsabilidad, señora Oddone, es su hermana quien debe dictar lo que su hija necesita —digo con voz suave.

—Lo sé, pero es parte de mi familia y me preocupa. No sé qué es lo que sucede con Serena —su expresión de angustia me hace querer sacarle una sonrisa.

—Lo que sucede con ella es que nació con las piernas abiertas y la vagina dispuesta —sonrío, burlona y ella abre su boca, horrorizada.

— ¡Teagan! —me reprende, pero segundos después una sonrisa destella en su cara y palmea mi mano—. Eres única, cariño, siempre sabes cómo sacarme una sonrisa.

—Bueno, ese es el plan —guiño un ojo y me aparto para tomar mi bloc de notas y el bolígrafo. Mi teléfono suena y mi sonrisa se borra. Es ella de nuevo. Dejo que suene, sin apartar mi vista del aparato hasta que deja de sonar. Sin embargo, la pantalla se ilumina de nuevo y es el nombre de papá quien aparece.

A él no puedo ignorarlo.

—Te daré privacidad para que respondas —anuncia mi jefa, pero niego con efusividad. Ella se detiene.

—No, por favor, no se vaya —suplico. Mi corazón palpita en mis sienes con fuerza.

—Está bien —sonríe comprensiva mientras da un suave apretón a mi mano. Deslizo mi dedo por la pantalla y contesto justo antes de que la llamada se corte.

—Hola —balbuceo, tragando saliva con fuerza. Un suspiro de alivio resuena al otro lado de la línea.

Mi pecosita —mis ojos se llenan de lágrimas al escuchar el tono paternal. Lo extraño tanto y me siento como una horrible hija por mantener distancia con él por culpa de ella—. Pensé que nunca responderías. Mamá ha estado llamándote y estamos preocupados por ti.

Caótico Pasado (#1 Trilogía Vidas Tormentosas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora