Capítulo 33: Hagámoslo

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TEAGAN:








Disparos. El sonido es estridente y siento que dejo de respirar por unos instantes.

Todo a mi alrededor es borroso y un gran sollozo obstruye mi garganta.

Hay una risa que me genera escalofríos.

Es él. El Pantera.

Él sostiene a Connor. Su pecho sangra e intento correr hacia él, pero mis pies parecen estar anclados al suelo.

Digo su nombre pero mi voz ha desparecido.

Llevo ambas manos a mi vientre en un gesto protector e inmediatamente el terror me invade.

Mis manos se sienten pegajosas y cuando volteo a verlas, el líquido rojo cubre todos mis dedos.

Comienzo a hiperventilar y un grito se queda atascado en mi garganta.

No pude protegerla.

Yo debía cuidarla.

Él se ha ido.

—Teag...

Ella se ido.

—Teagan...

Ese hombre me los arrebató. Me quitó todo.

—Niña bonita, despierta —abro mis ojos en cuanto su voz logra mezclarse en mi sueño. Aunque en realidad eso ha sido otra pesadilla más como las que he estado teniendo desde hace semanas. Connor me mira con sus ojos verdes nublados por el sueño y acaricia mi mejilla con su pulgar, eliminando la humedad en ella. Nuevamente estuve llorando durante ese terrible sueño—. Tenías otra pesadilla

—Sí —digo aunque realmente no me está preguntando. Me alzo en mis codos, bajando la sábana para ver mi vientre abultado, verificando que sigue ahí como cada vez que me despierto después de una pesadilla como esta. Muerdo mi labio inferior y ladeo mi cabeza, sintiéndome ansiosa—. Quiero que se mueva

Connor ríe y me ayuda a sentarme mientras él se mantiene de costado, abrazando mi cintura. Me estremezco cuando alza mi camisa y deposita un beso a la altura de mi ombligo.

—No parece ser muy madrugadora, aún no creo que sea su hora para moverse como loca —acaricia la piel estirada de mi abdomen con su nariz, causándome otro estremecimiento. Respiro hondo y limpio el resto de lágrimas derramadas con el dorso de mi mano. 

— ¿Le acabas de decir "loca"? —río entre dientes, tratando de dejar de lado la amarga sensación que dejó esa pesadilla y concentrarme en que ambos están aquí. Vivos.

—Sí, es horrible cómo estira tu piel y se mueve sin parar. Es una bebé loca e inquieta —me ve con burla y sé que solo se encuentra bromeando para distraerme de lo que estaba soñando minutos antes—. Igual a su madre

Golpeo su hombro con el puño y me cruzo de brazos, pero me es difícil controlar la sonrisa cuando lo veo sonreír contra mi vientre.

Caótico Pasado (#1 Trilogía Vidas Tormentosas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora