Sentimientos de Astrid

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(Fanfic Hiccastrid)

NOTA: Los personajes utilizados en esta historia no me pertenece, todos los derechos a su respectivo autor y creador de la serie. La historia fue sacada de DevianArt, se encontraba en inglés y yo solo me encargué de traducirlo, lamentablemente la guarde hace años sin guardar los datos del autor original por lo que si alguien sabe quién es le pido me lo diga para darle sus respectivos créditos.

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-"Eso es por... todo lo demás" - Murmuró Astrid mientras le daba un último vistazo antes de salir corriendo

Se habían alejado demasiado de su vista, Astrid se detuvo en su camino para tomar un respiro, descansar el peso de sus manos sobre sus rodillas mientas estaba de asimilar todo lo ocurrido en la última hora. La razón detrás del repentino éxito y poco realista de hipo durante el entrenamiento de dragones, ¡Todo era gracias a que él había escondido y domado a su propio dragón! Un dragón que parecía que nadie hubiera visto antes, lleno de personalidad y aceptación obvia hacia los humanos a cambio de la familiaridad que sentía hacia Hipo.
En el momento en el que conoció de frente a un dragón, cuando se acurrucó en Hipo como si fuera la cosa más natural, todo había quedado claro para ella. Y así como ella había huido tanto por incredulidad como con la intención de decir la verdad de aquel vikingo conocido, ahora se encontraba a sí misma a varios pies en el aire, apretada fuertemente por un par de garras, sus pies colgaban sin poder hacer nada para bajar de ahí.

Nunca en toda su vida, ni siquiera en sus sueños más locos se hubiera imaginado que realmente estaría montando lo que había sido criado para matar. Pero ahí estaba ella, se sentó a horcajadas sobre el lomo de un dragón, conseguir el viaje más salvaje de su vida como ella en un primer momento había sentido, estaba segura de que estaba tratando de llegar a ella ya que Hipo parecía tratar de asesinarla por volar alrededor como un loco, realizando cualquier tipo de acrobacias, piruetas y casi cualquier inmersión en el agua que provocaron que el interior de su estómago se agitará, dándole el impulso de vomitar, no sin antes exclamar una disculpa desesperada que había hecho que de repente se disparan hacia el cielo, volando tranquilamente por encima de las nubes y de la isla de Berk, proporcionando una vista única que nunca había tenido la oportunidad de ver.
No es que ella jamás había sido en realidad del tipo de persona que disfrute de algo así antes en su vida, pero sin duda antes no tenía la oportunidad, tomó un respiro disfrutando de aquello. Y si eso no hubiera sido suficiente, tanto ella como Hipo habían volado directamente a la guarida de La Muerte Verde, rey/alfa de los dragones, lugar que era el sueño de casi cualquier vikingo, y ser ellos los primeros en descubrirlo, ver algo así y no saber si decirlo o no...

El sol se había ido de largo, pero Astrid no se tía el frío en su cuerpo. Poco a poco levantó su mano para tocar sus labios, sintió surgir un extraño calor que recorrió todo su cuerpo y por lo que le ardían las mejillas y antes de darse cuenta un rubor se extendió por su cara.

-"¡¿Besé a Hipo?! ¡¿Qué demonios estaba pensando?! ¿Porqué yo...?"

Astrid pisó firmemente sobre suelo donde se puso de pie y recogió su pelo con a repentina sensación de vergüenza que la recorría por lo que había hecho momentos antes. No es que fuera tímida o incrédula alrededor de los chicos o cualquier cosa por lo parecido, pero esto... ¡Esto era Hipo! Ella ni siquiera lo consideraba como un chico, era un pretexto de ñoño, escuálido y un patético intento de vikingo y definitivamente no era "material para besar". Así fue como ella siempre lo había visto, y todo esto era...
Astrid se tomó un respiro para calmar su yo nerviosa por un momento, dándose cuenta de lo diferente que había visto a Hipo, y ahora recién de lo que había hecho durante toda su vida. Claro, el era ñoño, raro y no muy guapo, pero había algo más en él que ella no había notado y lo podría decir sin ningún rodeo de lo que era, él era y estaba determinado, sorprendente de carácter fuerte y tenía un valor aparentemente oculto. Además había otra cosa que le hizo destacar entre los demás vikingos, su capacidad de pensar las cosas y usar su ingenio en lugar de seguir su instinto básico de vikingo de actuar primero y preguntar después. Pensar que realmente este hombre había sido la víctima predilecta de Patán y los gemelos entre muchos más de los habitantes del pueblo desde su nacimiento, estaba prácticamente segura que sería el problema del pueblo en lugar de probablemente el primer vikingo que realmente pudo domar y cabalgar a un dragón. Esa era una idea que la desconcertaba.

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