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Nota: Esta historia no proviene ni está inspirada en ninguna sería, es solo algo que escribí hace un tiempo, espero sea de su agrado.

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No salgas, alguien podría verte y lastimarte.
No llores, nadie puede tener tus lágrimas.
No hables, nadie debe escuchar tu voz.
Escucha, piensa, analiza y aprende, tú estás aquí, nadie debe saberlo.
No muestres emociones, no eres débil...

'Sus palabras retumban en mi cabeza, es la única voz que conozco, ni siquiera se cómo es su rostro, hoy en día, quiero ver qué es el sol, sentir el aire, oler los más deliciosos como los más asquerosos aromas. No sé nada, se hablar porque esa voz me habla o habla con quién invita, mis palabras, mis oraciones las creo conforme escucho que él las usa. Mi cuarto es muy obscuro, es estéril, es frío cuando decide entrar, e sentido sus manos pero no veo nada.'

Mi pequeña Tekualnesi, ¿quieres salir el día de hoy?

'Sus manos son heladas, niego con mi cabeza.'

Esa es mi buena Tekualnesi.

'Me suelta y se cuando entra por un "pip" y cuando sale por un "pip pip". El sale y yo habría mis ojos, todo es obscuro pero visible, el frío desaparece, él cree que no veo, pero lo hago mejor que él, él cree que no hablo, pero empiezo a saber más palabras que él, las uso todas cuando él no está.'

Mi pequeña Tekualnesi.

'Escucho su voz, pero él no está en el cuarto.'

¿Cómo están tus pulseras?

'No respondo y él jala mis pulseras a la pared y el sonido del metal chocando entre sí me previene del duro golpe que recibo de la pared al chocar con esta.'

Dije ¿Cómo están tus pulseras?

'Levanto mis pulgares con mi vaga fuerza mientras continuo colgando de lo más alto de esa pared.'

Muy bien, me alegra eso.

'Desciendo lo suficiente para tocar el suelo con mi planta de mi pie pero manteniendo mis manos en lo alto, estoy cansada, pero sigo sus reglas. Lo he escuchado hablar de algo llamado muerte, no sé que es, pero siento que es a dónde debo ir.
Los días pasan, el cuarto se vuelve cada vez más frío, cada vez más obscuro, rompo una regla, dejó caer lágrimas, estoy lista para mí castigo...'

"Las lágrimas en un bello rostro no van."

'Esa voz era diferente, era algo grave y un poco raspoza, me tomó de los hombros, me ayudó a parar y con uno de sus dedos tan delgados limpió mis lágrimas.'

"Dame tus manos."

'Yo no me moví y esperé nuevamente un castigo, pero en cambio sentí como algo que  rodeaba mi ser, se sentía entre frío y cálido, era duro y suave a la vez, pero no sabía cómo se llamaba esto o porque me hacía sentir... Feliz... De a poco me soltó.'

"Ahora dame tus manos."

'Esta vez se las di, él las besó, se sintió duro pero reconfortante, era el mismo acto que hacía el otro en mi frente, pero está vez no se sintió frío, luego sentí que el peso de las pulseras desaparecía, sentí cuando él soltó mis manos y cuando más lágrimas salieron de mis ojos, sabía que debía decirle algo, pero no sabía cuál era la palabra correcta, empiezo a recordar alguna que sirviera y retumba una en mi mente.'

"Puedes hablar, no habrá más dolor."

'Trago saliva y lo busco con la mirada hasta que lo encuentro.'

"Hermosos ojos mi pequeña niña."

'No me dijo por el horrible nombre de Tekualnesi o en otras palabras mounstruo, más lágrimas salen de mis ojos y mi corazón palpita agresivamente y mis mejillas arden. Van dos reglas rotas.'

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