Bajo la lluvia

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(Fanfic Phinbella)

NOTA: Los personajes utilizados en esta historia no me pertenece, todos los derechos a su respectivo autor y creador de la serie

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Las gotas de agua empezaban a caer, cada vez eran más, las calles empezaron a mojarse por la lluvia que había comenzado en el área limítrofe. Dos amigos corrían bajo la lluvia mojándose, cogidos de la mano mientras se reían alegremente, disfrutando del último día que pasarían juntos. Buscaban algún sitio donde refugiarse de las frías gotas de agua que caían del cielo.

Se metieron en un pequeño portal de una casa. Respirando agitadamente ya que habían venido corriendo desde la pequeña heladería que había en el parque de aquella tranquila ciudad.

-"La próxima vez deberías traer un paraguas para que no nos mojemos de camino a casa" - dijo la chica azabache cuando recuperó el aliento.
-"Creo que no lo haré, es divertido correr bajo la lluvia - contestó el pelirrojo sonriendo.
-"Yo también pienso que es divertido. Aunque mi madre me va a regañar cuando me vea tan mojada"
-"Sí, a los míos tampoco creo que les agrade" - dijo el chico borrando la sonrisa que tenía.

Hubo un rato de silencio en el que ninguno de los dos dijo nada hasta que el chico se sentó en el suelo cansado de esperar de pie.

-"Sabes Izzy, desearía que nunca dejase de llover" - dijo el pelirrojo
-"¿Por qué?" - preguntó Isabella sentándose junto a su amigo.
-"Porque si deja de llover nos tendremos que ir a casa, tú te irás a México y no me gustaría tener que despedirme. Me gusta estar aquí contigo" - dijo el chico mientras le dirigía una mirada alegre a su amiga.

La chica se sonrojó ya que estaba profundamente enamorada del chico que la acompañaba en aquella tarde.

-"Gra... gracias, a mi también me gusta estar contigo" - contestó la chica en voz muy baja tímidamente.

El silencio volvió pero no tardó en romperse con la voz del chico pelirrojo.

-"Oye Izzy, el otro día... estaba hablando con Buford y me dijo que tu..."
-"Sea lo que sea que haya dicho seguro que es mentira, a Buford le gusta hacerme la vida difícil."
-"Por favor, escúchame y luego me dices si es verdad."
-"Está bien..."
-"Ok, lo que me dijo es que... bueno que tú..." - el chico suspiró – "me dijo que tu estabas enamorada de mi. Al principio no me lo creí, pensé que como éramos tan amigos y teníamos mucha confianza que me lo hubieses dicho. Pero después empecé a pensar en todo lo que hemos pasado juntos y..." - Phineas dio otro suspiro – "¿Es verdad lo que me dijo?"

La chica dejó de sonreír, lo que preocupó un poco al pelirrojo.

-"Da igual que sea verdad o no... tú tienes novia y yo mañana temprano me mudaré a México" - contestó con tristeza la chica.
-"Por eso que te vas a ir, no me gustaría quedarme con la duda."
-"Phineas, por favor, no hagas que mi último día en Danville sea el más triste de mi vida."
-"¿Eso quiere decir que sí estás enamorada de mi?"
-"Eso quiere decir que dejes el tema y no preguntes."
-"Isabella, por favor dímelo."
-"Es obvio que ya sabes la respuesta, ¿por qué decirla?"
-"Porque quiero oírla" - contestó el chico subiendo un poco la voz.
-"Pues lamento decepcionarte" - dijo la chica un poco molesta.

El pelirrojo no dijo nada más, se quedó callado mirando como la lluvia caía y escuchando el ruido que hacían las gotas de agua al golpear contra el suelo. Se había molestado un poco por la contestación de su amiga, solo le tenía que decir que sí, no se iba a enfadar. No entendía porque no se lo podía decir.

La lluvia paró poco a poco. Todavía caían algunas gotas pero Isabella no podía aguantar ni un minuto más aquel silencio incómodo por lo que decidió levantarse y en silencio empezó a dirigirse hacia su casa. El pelirrojo al verla se levantó y se puso a caminar al lado suyo.

Empezaron a andar en un silencio más incómodo que el anterior si es eso posible. Llegaron a su casa y se fueron sin siquiera despedirse. Pero el pelirrojo se paró de andar y se giró.

-"Izzy..."

La chica también se paró y se giró pero no dijo nada, solo esperó a que el pelirrojo continuara hablando.

-"Es probable que no nos volvamos a ver nunca más y..."
-"Lo sé" - interrumpió la azabache.

Isabella se acercó a su amigo y le abrazó fuertemente, Phineas también lo hizo, aquella chica era muy importante para él y se iba a ir... Ninguno de los dos quería soltarse, soltarse significaría no volverse a ver. La chica no pudo evitar que algunas lágrimas cayeran por sus mejillas aunque intentó que el chico no se diera cuenta para no preocuparle. Phineas también intentó no llorar pero no pudo. Cuando el pelirrojo notó como le caía la primera lágrima no pudo evitar abrazar más fuerte a su amiga como si así pudiera conseguir que se quedara.

La lluvia comenzó de nuevo con más fuerza que antes pero no les importó, siguieron abrazados mientras el agua fría caía del cielo.

-"Siempre pensé que esto solo ocurría en las películas" - dijo el pelirrojo intentando que no se notase que estaba llorando.
-"Sí, es mucha casualidad que empiece a llover justo en el momento más triste – contestó la chica con tristeza sin separase del abrazo.
-"Te voy a extrañar muchísimo."
-"Y yo a ti."

Los chicos se separaron lentamente y se quedaron mirando a los ojos durante unos minutos que se les pasaron como segundos. Phineas le cogió de la mano a la azabache quien le sonrió con tristeza. El chico se fue acercando a Isabella hasta juntar sus labios con los de ella. La chica estaba muy sorprendida, ¡Phineas tenía novia! ¿Cómo podía estar besando a Isabella?

El chico se separó después de algunos segundos, con algunas lágrimas todavía por sus mejillas por la despedida.

-"Terminé con Lila esta mañana" - dijo el chico intentando sonreír.
-"Yo..."
-"No digas nada" - le interrumpió el pelirrojo – "solo prométeme que algún día volverás a Danville.

La chica asintió sonriendo.

-"Tengo que irme mi madre me estará esperando" - dijo la azabache.
-"Sí, claro, entonces... adiós."

Isabella volvió a abrazar al chico y después se fue corriendo a su casa para no mojarse más por la lluvia. Phineas sin embargo se quedó bajo la lluvia un rato. Le relajaba un poco que las gotas de agua le cayeran encima, era como un masaje, veía hacia arriba en dirección al cuarto de Isabella y soñando con aquel día en el que se volvieran a ver.

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