Capítulo Ocho

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Capítulo Ocho

"La tormenta"

"La tormenta"

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—Eres un maldito idiota, Kol

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—Eres un maldito idiota, Kol. —lo insultó Rebekah, intentando quitarse un poco de sangre del cabello, —Por tu maldita culpa, mis mejores tacones se arruinaron. —se quejó frunciendo el ceño. —Sabes lo mucho que aborrezco el lodo, y debido a la lluvia, el barro es abundante. ¿Justamente teníamos que enterrar cadáveres una noche de tormenta?

—Kol, si sigues matando, los gobernantes no tardarán en descubrir que no nos fuimos de Grecia. —agregó Elijah, dejando la pala contra una lápida perteneciente a la tumba de una mujer llamada; Jane Fishebet. —Se supone que aquí reposan los restos de Jane, no de las tres sirvientas que asesinaste. —dijo con evidente malhumor.

—Lo siento, ¿Sí? —pidió el vampiro menor, poniendo los ojos en blanco con fastidio. —A Jane le alegrará tener compañía. Y de todas formas el rey va a enterarse tarde o temprano.

—Pues yo preferiría que sea más tarde que temprano. —respondió Klaus con molestia, resistiendo con esfuerzo sus deseos de quebrar el cuello de su hermano.

—En la noche oscura surge su presencia, esta en el aire y la recibo yo... —cantó una melodiosa voz lejana, perdiéndose entre los ruidos de la tempestad. —Sé que estas muy cerca, y yo listo estoy, para recibirte, de prisa, sé veloz.

—¡¿De dónde viene esa voz?! —interrogó Kol, que al igual que sus hermanos, miraban hacia todas partes buscando al dueño de la voz. El tono era masculino, pero a la vez frágil y suave, debía tratarse de un jovencito.

—No demores un instante tu llegada, cuanto tiempo he esperado a tenerte yo, en mí... —prosiguió cantando la voz, hipnótica como la de una sirena. Los ojos de Klaus se iluminaron con la luz de un relámpago, fijos en el sepulcro donde claramente se leía el nombre "Oliver Westenra". —Pensar que pronto escucharemos, el viento de tu voz, y yo perdido entre tus besos, podré mostrarte que... tuyo soy... —siguió cantando el chico, con un tono de voz más alto. El vampiro ahora podía verle perfectamente, de pie en la entrada al sepulcro, observándole mientras cantaba.

Te siento dentro (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora