Capitulo 6

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Hoy es como si estuviera fuera de si. Me siento triste, melancólica, depresiva. Siento que he vuelto a caer de donde tanto trabajo me costo salir, ese pozo sin fondo que toque hace unos años y que tal vez, todavía le tenga miedo.

Tengo un dolor en el corazón y un nudo en la garganta que me es imposible retenerlo por mucho tiempo. No he dormido desde anoche, desde que tuve pesadillas de mi pasado. Se sintió tan real, que después de eso solo llore hasta que amaneció.

Me siento agotada, pero soy incapaz de dormir. Cada vez que cierro los ojos veo el mismo escenario. Se que ese hecho me marco y se también que debí ir a un psicólogo, pero no se me permitió.

Mi padre no lo permitió, siempre opinaba que eso era para débiles, que solo tenia que acostumbrarme a esa vida por qué yo era su heredera por ser su única hija. Como quise tener un hermano o a mi madre en esos momentos para no afrontar sola. Mi padre me crió como una delincuente no como su hija.

Mi infancia pese a que no me faltó nada, fue difícil y complicada.

Mi adolescencia fue algo más compleja, ya que mi padre me enseño a disparar justo en el blanco, después de ello a matar. Tuve miles de entrenamiento, ya sea de puntería, combate cuerpo a cuerpo, utilizar los cuchillos y saber que tipo de arma era cada uno, e incluso me enseñaron a desarmarlas también... Sin contar, que aprendí como manejar los negocios, cuentas y como comportarme en la sociedad, por ello estudie administración de empresa, no porque quise, si no porque me toco. Siempre estuve en entrenamientos, ya que me enseñaron a ser fuerte para que nadie me viera caer, a ser manipuladora que por el hecho de ser mujer podía conseguir lo que deseara y sobretodo a ser inteligente a la hora de negociar y trazar planes importantes.

El lema de papá era, "de día serás buena, pero de noche dejaras salir tú verdadero yo", algo que no tiene mucho sentido pero papá nunca supo sacar frases épicas o cosas así.

Hubo un tiempo que odie a mi padre, lo odie bastante, aun así a pesar de todo cuando murió le di mi perdón. Necesitaba sacarme ese resentimiento y lo hice, tarde pero lo hice. No voy a negar que cada vez que regresan mis pesadillas esta una espinita de resentimiento e impotencia por lo que hizo, soy humana y siento también, por eso no lo puedo evitar.

El amor para mi esta prohibido, no es algo que deba permitirme. Se que ya no esta papá para que impida eso, aún así ¿cómo puedo confiar en alguien?

Simple... No puedo.

La única que se quedo y no se ha ido es mi mejor amiga, de lo contrario no cuento con más nadie. Se que las personas se acercan a mi con segundas intenciones  y he sabido muy bien como evitar eso desde hace algunos años.

No caigo, ni confió fácil.

Soy extremadamente desconfiada hasta de mi misma, por algo me he mantenido donde estoy desde que me hice cargo de las empresas de Papá.

Mi vida no ha sido fácil...

Un gran suspiro sale de mi, mientras las lágrimas que he retenido desde temprano le hacen compañía.

No puedo dejar de sentirme así, no sale de mi pecho este vacío que me agobia demasiado.

Me aferro a mi almohada mientras fuertes sollozos salen de mi sin parar... Me duele tanto.

No soy fuerte, aunque de la imagen a la sociedad de ello, cuando se trata de esto simplemente me supera... todo esto me supera.

—Giss... —Siento la cama hundirse y me aferro más a la almohada tapando mi cara. Se quien es, ella siempre esta para cuando la necesito.

Rachel se recuesta a mi lado y me abraza, sabe que es lo que necesito. Sabe de mis ataques de depresión, de pánico e incluso de ansiedad... sabe muy bien que en estos momentos solo necesito a alguien a mi lado, pero más que todo en silencio.

Se aferra más a mi y es cuando me dejo ir, lloro más fuerte y se que ella también lo va hacer. Trato de reprimir mi llanto con la almohada pero me es imposible, se escucha por toda la habitación.

Yo no quiero seguir sufriendo... quiero que este dolor acabe... Duele tanto, que no se que hacer con ello.

Se que todos tenemos días malos, pero es horrible cuando estas en esos días. Te pierdes, te sientes desorientada, no son días nada agradables y solo deseo salir de este pozo sin fondo que he caído.

Tal vez, reprimo mucho mis sentimientos y recuerdos que es por eso que me sucede esto. Se que mañana estaré bien, pero hoy necesito llorar, necesito drenar todo lo que me agobia y me asusta.

Mañana es otro día y estaré bien.

"Solo es un bajón" es lo que me repito todo el tiempo para sentirme mejor conmigo misma.

Se que cuando caigo es por momentos, tal vez mañana me levante con más fuerza que la anterior.

—Estoy... aquí —. Escucho la voz entrecortada de Rachel... Siento que acaricia mi cabello y me calmo un poco.

»Llora todo lo que tengas que llorar. Hazlo. Se que mañana serás la mujer cabrona e inalcanzable a la que todos quieren llegar.

»Tú eres fuerte mi Giss. Siempre lo has sido. Solo es un día de mierda para ti, pero pasará. Todo pasa. Voy a estar en todo momento, así como siempre has estado tú en los míos.

Dejó a un lado la almohada y le doy la cara. Se que debo de verme horrible, pero mi mejor amiga me ha visto caer tantas veces que esto es un día más a nuestra cuenta de días de mierdas.

—Voy a estar bien... —Sorbe su nariz y me sonríe. Esta vez soy yo que la atraigo hacia mi y la abrazo.

Después de minutos largos donde lloro demasiado, me calmo un poco. Se que el dolor no se va, el va a quedar siempre; solo hay que aprender a vivir con ello.

—¿Quieres helado? —Le doy una sonrisa a medias y creo que me sale como una mueca. Chasqueo la lengua y asiento.

»Ya regreso —Asiento otra vez y la veo salir descalza de la habitación.

Me siento en la cama, para estar más cómoda y espero por Rachel.

—Listo..  Chocolate y limón —se doy toda mi atención a ella y me entrega mi helado —. ¡Nuestros favoritos! —chilla como niña pequeña y muy a mi pesar sonrió.

—Gracias Rachel —sabe que no le agradezco por haber traído el helado, es por el simple hecho de estar aquí. Ella lo entiende.

—Siempre estaré para ti, mi diva —vuelvo a sonreír.

—Por cierto, ¿Cómo sabías que estaba así? —Frunzo el ceño, totalmente confundida.

—Simple... Te sentí por telepatía —niego, mientras le doy una sonrisa ladina. Esta mujer esta loca.

—No es eso lo que pregunte.

—Nana me llamo y me dijo que no habías salido de la cama... —Se encoje de hombro y toma el control del televisor para buscar una película de romance, las que le gustan —Entonces pensé y acerté, obviamente, que estabas mal. Por eso vine rápido aquí y te encuentro tirada en esa cama. Algo que tú no haces...

Habla sin parar, dejándome algo aturdida por lo rápido que dice todo.

—¿Dónde esta nana?

—Aaaa..  Tuvo una emergencia familiar. Creo que con la ridícula de Lucí. Dijo que no podía quedarse y por eso me llamo a mi.

—Bueno. No me aviso.

—Yo tenía que hacerlo, pero se me olvido.

»¿Vemos está? —Hago una mueca de desagrado al ver la película que dejo... Niego.

—No vamos a ver el titánic. Odio esa película —Se carcajea como loca.

—Ya sabía yo que ibas a decir eso. Come tu helado, se derrite —Llevo la vista a mi helado de limón y lo pruebo, adorando cada parte de este helado. Es mi favorito, no lo cambiaría por nada.

Al final terminamos viendo "A dos metros y medios de ti" Película que me hizo llorar más y que mi corazón doliera por su final.

Pasar tiempo con mi mejor amiga me trae de nuevo a la vida y a la realidad.

Caída ApasionadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora