Años atrás
—Nojoda Giss, te aprovechas de que eres como mi hermana y te amo demasiado, ¿Verdad? —Le muestro mi mejor sonrisa inocente, para que me ayude.
—¿Pero, me vas a ayudar, cierto? —Le doy un beso en cada mejilla, para convencerla. —Anda… por fis, ¿si?
—Ahssg, está bien. Pero regresa temprano, que sabes que no te puedo cubrir por mucho tiempo. —Doy brincos de felicidad porque es lo que quería. Hace unos meses conocí a un chico increíble y compaginamos al momento, me siento bien estando con él y creo, que me estoy enamorando….se siente muy bonito estar con él.
Y hoy me invito a una cita, pero mi padre es tan sobreprotector que se que su respuesta va a ser un no rotundo… es por eso, que le dije a mi mejor amiga que me supliera para yo ir, quiero ir, deseo mucho verlo. Y ella me va a ayudar a escapar, salir ilesa de los guardaespaldas y las cámaras.
—Te amo, te amo… gracias —Reparto besos por todo su rostro compartiéndole mi felicidad y ella sonríe. No se que haría sin ella.
Actualidad.
Ese recuerdo llega fuerte a mi y más lágrimas traicioneras escapan de mi. No puede ser.
Han pasado horas desde que supe lo de Rachel y desde ese momento no he parado de sentirme culpable y de llorar.
Mario desde que se fue no ha regresado para darme información de que por lo menos la localizaron. Mientras que Matthieu no sé ha ido, se ha quedado junto a mi, en silencio, pero está aquí y eso simplemente se siente extraño.Me sobresalto al escuchar la puerta abrirse y pongo mi atención en la persona que está entrando.
—¿Qué noticias hay? —Su mirada se posa en Matthieu y lo entiendo, necesitamos hablar en privado. Él se da cuenta y sale dejándonos solos.
—No hay nada. Él informático sigue buscando, y no logra rastrear su celular —Dios mío. Respiro profundo para pensar con claridad. Se quien fue, no hay dudas.
—El cartel mexicano fue quien se la llevo. Y sabes que no es para perjudicar a su familia como tal, si no a mi.
—Necesitamos doblar la seguridad —Asiento. —¿Cuál es el siguiente paso?
—¿Recuerdas el chip de rastreo que le mande a colocar en el brazo? —Asiente. —Ordenale al informático y que me la ubique. Ojalá que no se lo hayan quitado aún.
—Ya me pongo en eso, jefa. —Hace a salir, pero se detiene. —No puede salir de aquí, ya regresó. Alguien se va a quedar en la puerta vigilándola, si sucede algo y no estoy cerca, ya sabe que hacer.
—Gracias, Mario.
—Para eso estamos, jefa. —Sale dejándome completamente sola y lloró porque me siento culpable, porque se la llevaron para perjudicarme a mi, ella no merecía esto.
[…..]
—¿Consiguieron algo? —Pregunto al escuchar la puerta abrirse.
—¿De qué? —Me sobresalto al escuchar su voz… tenía dos horas sin escucharlo, ni verlo.
—Pensé que se había ido ya —respondo mirando mi celular.
—No, solo hacía unas llamadas de trabajo y le traje algo de comer. —Niego, porque de verdad estoy sin apetito.
—No hemos encontrado nada —Suelta Mario al entrar apresurado sin darse cuenta quien está aquí.
—¿Cómo? —Se detiene y mira con el ceño fruncido a Matthieu.
—Seguro descubrieron el chip, porque no hay señal de el por ningún lado.
—No puede ser…
—¿Qué sucede? —Pregunta Matthieu.
—El chip que le mandé a insertar a Rachel hace un tiempo no está, seguro ya se dieron cuenta que estaba ahí y lo quitaron.
—Yo puedo ayudarla. —Presto atención a lo que dijo.
—¿Cómo?
—¿De qué chip están hablando?
—Uno de rastreo que se le insertó a ella hace mucho tiempo.
—Está bien… entonces, necesito una computadora y el código del chip, ¿lo tienen? —Dice muy seguro… y no se, pero le creo, muy dentro de mi le creo.
—¿Cómo sabes de eso?
—Soy experto en sistemas… si me investigó sabe que me gradúe con honores en Harvard y no solo por abogado. —Asiento porque es cierto, cuando leí su expediente dije que era muy brillante todo lo que había logrado.
—Bien. Mario, ya sabes a donde llevarlo. —Asiente. —Ven un momento —le hago señas y vamos a una esquina de mi oficina.
—¿Qué sucede? —Susurra.
—Llévalo al cuarto donde están las computadoras y facilítale las cosas que pida, pero no le quites los ojos de encima. Tenlo vigilado, por si acaso. Y que no haya información importante en esas computadoras. —Susurro de vuelta y asiente.
—Como ordene.
»Sígueme —Le dice a mi abogado y él asiente.
—¿Usted, no va con nosotros? —Pregunta él y yo niego. —Así me vigila de cerca lo que estoy haciendo. —Niego, otra vez. —¿Segura? —Me sonríe con picardía y lo dudo un momento… puto Evans.
—Para eso está Mario. —Lo digo con un poco de duda en mi voz.
—Y si doy con ella, ¿Quiere ser la última en enterarse? —Manipulador. Voy es porque me convenció por Rachel. Sólo por ella.
Tú sabes que no es así.
Cállate consciencia, sucia.
—Vamos pues. —Me sonríe con suficiencia el descarado.
Salgo de la oficina y a mi lado va Evans, mientras soy escoltada por Mario y dos guardaespaldas más. Tener tanta seguridad a mi alrededor me estresa e incómoda, pero es necesario tenerlos.
Entramos a la oficina y todos al verme entrar se colocan rectos en su lugar… infundo miedo, lo se. Rápidamente Evans se sienta en el lugar que le indica Mario.
—Obedezcan todo lo que le ordene él —Demando, señalando a Evans. Todos asienten y lo hacen.
Tomo asiento después de un rato y la ansiedad me consume, necesitó saber donde está ella para ir a salvarla y acabar con él que hizo todo esto.
Pasa una hora y sólo soy consciente de las ordenes que da Matthieu a cada rato, y que ya casi me quito las uñas de tanto esperar. Necesito mantenerme fuerte, pero no puedo cuando juegan con una pieza tan importante en el tablero. Respiro profundo y me ordeno mantener la calma, y eso hago.
—La encontramos.
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Caída Apasionada
RomanceGisselle Becher es una mujer empoderada, resiliente, decidida y sobretodo peligrosa. Ella no se deja de nadie porque aprendió a defenderse desde muy joven, porque su vida dependía de ello. Su vida no era fácil, ella ocultaba algo, muy peligroso que...