Capitulo 2

271 80 2
                                    

Mis senos brinca de forma rápida por el movimiento continuo de mi cuerpo. Trato de sostenerme mejor para sentirlo más, jadeos y gemidos salen de mi. Me tiene presionadas las caderas con una de sus manos y la otra la tiene enredada en mi cabello para que no me separé de él cuando me este besando.

Este es una de las tantas maneras que tengo de quitarme la frustración, en si son muy pocas.

Durante dos meses Mario, mi mano derecha, se ha vuelto como mi compañía, el sabe lo que yo quiero y sin complicaciones, es mejor. Una mujer como yo no requiere de compromisos, el amor no está en mi lista de opciones pues se que destruye y vaya que de muy mala manera.

Tampoco puedo permitirme una relación con una persona que este fuera de mi mundo, sería complicado y bastante peligroso, es por eso que estoy bien así, mientras tanto tengo sexo con Mario hasta que me aburra de él. Es bueno en lo que hace porque llevamos dos meses teniendo sexo y todavía no lo he dejado, si que sabe complacerme.

Cambiamos de posición y se levanta para pegarme de la pared y por inercia mis piernas se enrollan en su cadera. Arremete contra mi zona más sensible con fuerza, y no puedo evitar gemir fuerte, menos mal que estoy en mi casa y nadie me puede decir nada.

Frente a Mario parezco una pitufa, soy pequeña pero tengo la ventaja que soy la jefa... Mario es un moreno alto y algo musculoso, es sexy, sus grandes ojos grises y sus largas pestañas es una combinación perfecta, su labios están bien, pero lo mejor es lo que hace con su boca, joder es bueno y me deja fuera de si por un rato. A simple vista, se ve intimidante, es que es muy alto pero cuando lo conoces es muy amable.

Lo conozco desde que tenía 15 años, desde que tenía esa edad recuerdo que el entró a trabajar para mi padre teniendo 19 años.

Decidió adentrarse a este mundo tan joven porque quiso, mientras que yo, tuve que hacerlo por obligación aún así me adapte rápido.

—Todavía no te vayas a venir Giss — Su voz esta totalmente ronca, entra y sale de mi rápido y es muy difícil aguantarme el orgasmo, pasa su lengua por mi cuello y escucho su respiración agitada.

—No puedo aguantarlo más.

—Sólo hazlo — Y eso es como música para mis oídos, mi orgasmo llega sin piedad, gimo fuerte y araño la espalda de Mario para poder encontrar estabilidad. Siento como el se viene conmigo, nuestras respiración es un completo caos, trató de controlarme. Todavía estamos en la misma posición.

Cuando ya no estamos con las respiración hecha un caos el me baja y me sostengo de él para no caerme, siento que mis piernas son como gelatina.

Mario recoge su ropa que está esparcida por el piso y se va al baño, busco algo para cubrirme, a los 5 minutos sale ya vestido y dispuesto a irse, ese es siempre nuestra rutina.

Me guiña un ojo y sale de la habitación, dejándome sola. Suspiro y entro al baño para bañarme.


{.......}


—¡¿Qué demonios paso con Ethan?! ¡¿Por qué carajo no aparece?! —Camino de un lado a otro tratando de calmar mi enojó que está al tope hoy. El imbécil de mi abogado desapareció, y ahora es cuando más lo necesito.

—No se sabe de el jefa, sólo que salió de su casa hace dos días y desde ese momento no aparece, rastreamos su auto y apareció en estacionado en el aeropuerto —¡Me lleva! No pudo irse sin decir nada.

—¿Crees que se fue del país? —Tomó asiento con mi mirada fija en Mario y trató de calmarme.

—Estamos averiguando eso, dentro de dos horas me avisan. Aunque es lo más probable, lo raro es que no haya consultado nada —Si, es raro cuando el iba a viajar el me lo decía por si lo necesitaba. Ethan es de mi total confianza, conoce todos mis negocios, no se donde voy a conseguir otro como él si no aparece.

Caída ApasionadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora