Capitulo 9

131 38 1
                                    

Narrador omnisciente

—¿Encontraron lo que necesitaba? —Susurró al hombre que está a mi lado. Está leyendo un periódico haciendo como si no me conociera. Me enfoco en él jugo que estoy tomando y en mi celular, esperando una respuesta de su parte.

—¿Te aseguraste de que nadie te siguiera? —Farfulla él.

—Si.

—Tenemos 5 minutos —Comenta —La señorita Gisselle, no se ha dado cuenta de que hay alguien que tiene más poder que ella. Su objetivo es hacerla caer y es lo que queremos nosotros también, para demostrar su culpabilidad —Escucho atentamente, sin despegar la vista de mi celular —Estamos buscando pruebas, pero estoy seguro de que es una mafia bastante importante.

—Eso quiere decir, ¿Qué van a suceder más atentados?

—Si... Y más muertes, sin contar que la señorita Gisselle va a querer buscar la solución por su propia mano. —Hay algo que no me encaja de todo esto —Esto es él inició de guerra que se avecina.

—¿Cómo sabes de todo esto?

—Tengo mis contactos y recuerda que también tengo un excelente equipo informático.

»Todavía no confirmamos quien es él mafioso, pero cuándo tengamos él nombre te haré llegar la información de inmediato.

—¿Y la demanda que tiene en su contra? ¿Ya paso a segundo plano? —Medio asiente y lo entiendo.

—Tú único objetivo es hundirla más. Ella no puede saber que estás vivo.

—Corro mucho riesgo yo también si sigo vigilando todo —Tomo de mi jugo.

—Al final ella no va a saber de donde vendrá él golpe, te lo aseguro, tiene mucho en su contra. Pero, necesito más pruebas solidas, es inteligente y no ha dejado algo que la culpe directamente. —Se levanta de su asiento como si nada.

»Recuerda tú objetivo: busca pruebas, haz que otro la hunda y da el golpe...

Y se va, dejándome con mil dudas porque estoy seguro que algo no encaja en todo esto.

[........]

Gisselle

Un suspiro largo sale de mi. Echa la cabeza hacia atrás para calmar la tención que se a acumulado en mi cuello y tal vez, en todo mi cuerpo.

He tenido días bastantes patéticos, sin contar él incontable trabajo que tengo en la empresa, no puedo dejar nada por fuera. Nada que me implique.

—Tati, traeme café bien cargado, por favor. —Le hablo por él intercomunicador a mi secretaria.

—Enseguida, jefa.

Diez minutos después me trae mi café y con ello una visita inesperada.

—Buenas tardes, Jefa —Sonríe de lado y me remuevo en mi asiento.

—Buenas tardes, ¿Qué lo trae por aquí?

—Vengo a verla a usted —Enarco una ceja, sin entender nada.

—¿Otro asunto de la demanda? —Asiente.

—Sólo vine a que me firmará unos papeles para iniciar con la contra demanda.

—Bien... —Me entrega los papeles y comienzo a leer con calma. Como siempre he dicho, leer antes de firmar, eso tan sencillo me ha salvado de unas cuantas cosas.

—¿Cómo ha estado? —Lo escuchó hablarme, aun así sigo enfrascada en leer él documento..

—Bien —Suspiro —¿Usted?

Caída ApasionadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora