—¿Deseas que te sirva algo? ¿Vino? —Me sonríe detrás de la encimera. Es increíble como me siento en casa, a pesar de no serlo. Acepte venir con él a una cena, a su casa, y no me arrepiento. Matthew cocina para mí, huele delicioso y me atiende muy bien, no tengo de que quejarme.
—Por favor, si —Me sonríe y se ve tierno con el delantal cubriéndolo. —¿Te gusta cocinar?
—Es un pasatiempo que tengo. Cuando estoy estresado vengo aquí a cocinar todo lo que se me ocurra, y si, me calma un poco… me da claridad. —Me entrega la copa sonriéndome, esperando que pruebe. Muevo el liquido que está en la copa para después beber un poco, y sí, me gusta. —¿Es bueno verdad? —Solo asiento. —Tengo exquisito gusto para varias cosas.
Me mira fijamente a los ojos y siento que mi cuerpo cosquillea. Su mirada es muy intensa que tengo que ver a otro lado, me sonrojo.
—¿Y lo sabes hacer? —Enarca una ceja, sonriéndome con burla. —Me refiero a cocinar. —Se carcajea y me avergüenzo.
¿Qué me pasa?
—Si, lo sé hacer. Ya sabes, cocinar. —Su tono burlón no me pasa desapercibido, y aún si sin entender como es posible mi rostro se sonroja aún más.
—Que bueno. Termina pues, que tengo hambre. —Le doy una orden y se carcajea, sigue en lo suyo y nos enfrascamos en una conversación sobre nuestras vidas… claro, solo lo que puedo decir.
Al rato cuando termina de cocinar, lo ayudo a colocar los platos en la mesa, mientras él se encarga de servir la comida muy delicadamente. Todo se ve delicioso y huele muy rico.
—Vaya, si que sabes cocinar. Te quedó delicioso —opino después del primer bocado… gimo degustando la pasta en salsa acompañado con pollo que tengo enfrente, hago un bailecito interno de felicidad por esto.
Abro los ojos y lo encuentro sonriéndome, en su rostro hay una sonrisa de satisfacción… pero está vez no voy a refutar nada, porque estoy le quedo muy bueno.
—Te quedó algo acá —señala mi boca… retengo la respiración cuando se acerca y lame cerca de la comisura de mi boca.
Joder. Lo sentí en todas partes.
—Gracias… —murmuro cuando encuentro mi voz.
—Siempre hay que ayudar al prójimo.
—Ay si, soy un alma desamparada —Ruedo los ojos y sigo comiendo sin decir nada más.
—¿Te gusta lo que haces? —pregunta de repente y mi mente me traiciona, porque recuerdo que todo lo tuve que asumir después de la muerte de mi padre. Yo nunca quise el mando de todo, pero era necesario para poder tener libertad y deshacerme del hombre que hizo miserable mi vida.
—Si, le tome cariño al trabajo. Al principio no era así, lo único que quería era irme lejos, pero como soy hija única me toco asumir el mando de todo y con el tiempo le agarra el gusto.
—¿Qué querías hacer? —Pregunta dándome toda su atención. Dudo en responder, porque siento que es algo muy personal.
—Pues, algo que tenga que ver con el dibujo, nunca me decidí en que, pero si era dibujar… soy buena. —Su mirada intensa me pone nerviosa. —Aunque yo soy buena en todo. —Le sonrió tratando de aligerar mi incomodidad.
—Interesante… ¿Por qué ahora no lo haces? Te gusta y tienes los medios para hacerlo.
—Porque no tengo tiempo para eso, el trabajo me consume mucho tiempo. Además, Rachel me necesita.
—Cuando todo acabe puedes empezar de cero, Gisselle. —Trago duro, si todo acaba también yo caeré… y así no podría hacer lo que yo quiera.
—¿Y tú? Solo me preguntas, y no hablas de ti. —Me sonríe mientras se acomoda mejor para hablar.
—Si, yo si hice lo que me gusta. Cuando ves tus sueños cumplirse te da una satisfacción grande, porque solo tú sabes cuánto trabajaste para que eso se cumpla. Solo uno sabe los sacrificios que hay que hacer, pero después todo vale la pena. —Me sonríe y se que es sincero.
—Vaya… hablas con una pasión. Que hasta a mí me contagias.
—Es que uno tiene que amar lo que hace, si no que caso tiene. —Toma mi mano y le da un apretón. —¿Y tú padre? —Un nudo se instala en mi estómago, la incomodidad se volvió a presentar.
—¿Qué hay con él? —suelto brusca, pero me arrepiento luego. —Disculpa, mi padre murió hace años.
Él asiente y en su mirada hay algo más, algo que no entiendo. Siento que sabe más de lo que debería.
—Lo siento por preguntar… supongo que fue un golpe duro para ti su muerte. —Trago duro, trato de mantenerme serena para no dar a entender otra cosa.
—Si, muy lamentable. —Suspiro con pesar pero en el fondo se que cuando se murió fue lo mejor que me pudo pasar.
—¿Alguna vez te haz enamorado, Gisselle? —mi corazón se paraliza al escuchar eso… y claro que la respuesta es si, si me enamore, me enamore con todo de mi.
—Si, una vez. —Su intensa mirada busca algo más.
—¿No funcionó?
—Si… no éramos compatibles. —Trago duro. Claro que sí éramos compatibles, maldita sea sí, pero el desgraciado de mi padre no lo permitió; acabo con todo, hasta conmigo.
—A veces hay amores que aunque intentes mucho no se dan, simplemente no es para ti… o no es el momento. —Para Jack y para mí nunca será el momento, él está muerto y no va a regresar para amarme con libertad.
—Tienes razón… ¿Tú te haz enamorado? —Sonríe de lado dándome a entender que si.
—Si. Era un amor intenso, arrebatador, especial… hay circunstancias que se atraviesan, pero uno tiene que vivir con ellos.
—¿Por qué no la buscas ahora? —Su sonrisa se desvanece.
—Ella es una estrella inalcanzable para mí.
—¿Por qué es inalcanzable? —su mirada brilla con algo más, algo que no entiendo y me frustra no saber.
—Porque ahora las circunstancias no son las mismas. Ahora estamos en una batalla diferente, y cualquiera de los dos puede salir mal. Así que, prefiero tomar distancia y que cada uno no sepa del otro. —Se relame los labios, no me pasa desapercibido. —Por ahora, mi interés se centra en otra persona.
—¿Otra persona? —Me mira con intensidad asintiendo. Su mano acaricia mi rostro con delicadeza y juro que lo siento en todas partes. Entreabro los labios buscando respirar sin dificultad, mientras junto mis piernas para aliviar la sensación de que lo necesito a él muy dentro de mi.
—Corrijo… mis ojos ahora solo están en una persona y todo lo que quiero hacerle. —Sus labios impactan con los míos tomándome por sorpresa. Su mano que estaba acariciando mi rostro me toma del cabello como si fuera de su propiedad, pero joder, justo ahora sí lo soy. Su lengua busca la mía, y yo le doy todo de mi, disfrutando de todo esto.
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Caída Apasionada
RomanceGisselle Becher es una mujer empoderada, resiliente, decidida y sobretodo peligrosa. Ella no se deja de nadie porque aprendió a defenderse desde muy joven, porque su vida dependía de ello. Su vida no era fácil, ella ocultaba algo, muy peligroso que...