Capítulo 29

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Equis menos dos, más un Yoongi muerto de sueño, sumado a los dos tiros que me quiero dar, da igual a matemáticas reprobadas por tercer año consecutivo.

Un magnífico record, ya puedo ver a mi mamá felicitándome con su zapato golpeándome en el trasero.

Mierda, mierda, mierda, canturreo en mi mente, mientras veo los cálculos matemáticos que escribe el profesor de matemáticas en el pizarrón con su lenguaje matemático y hasta su bigote matemático. Juro que puedo ver la forma de una raíz cuadrada entre todo ese pelo canoso sobre sus labios.

Joder, mi cerebro se prenderá fuego.

Tranquilo Yoongi, no es tu obligación hacer todos estos cálculos. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Reprobar matemáticas me impediría terminar la escuela, no terminar la escuela causaría no poder estudiar música, no estudiar música me llevaría a no tener trabajo en el futuro, no tener trabajo significa no comida, no comida significa... muerte.

Así que debo hacer esto o moriré. Game over, Min Yoongi.

En el instante en el que divago entre mis pensamientos filosóficos, escucho una voz muy peculiar.

¿Dondé he escuchado esa voz chillona de ardilla?

Levanto mi mirada para encontrarme con la imágen de Park Jodido Jimin hablando con el profesor.

¿Qué mierda? ¡Él ni siquiera tiene esta clase! ¿Estará pagando una gran suma de billetes para permitirse acosarme en cualquier lugar?

El pelipayaso se disculpa por haber llegado tarde y se dispone a buscar un asiento.

Yo no estoy aquí, soy sólo una decoración. No me veas, no me veas.

Sí, me vió.

Sus ojos se agrandan al percatarse de mi presencia y forma una sonrisa tambaleante. Me dedico a mantener mi mirada fría y postura recta en el fondo del salón.

Con pasos algo inseguros, se acerca al asiento junto a mí.

Oh, vamos. Hay como tres asientos vacíos. Él sin duda no entiende que es la distancia, tendré que explicárselo con manzanas.

Por primera vez me arrepiento de ser un viejo solitario que prefiere quedarse sin compañero.

_¿Está ocupado? _Su mano nerviosa toma la silla vacía junto a mí.

Sí, lo tengo reservado para Madonna.

_Sí, por mi mochila _Señalo la misma.

Mi voz suena dura. Realmente no quiero verlo ni en pintura luego de todo y él parece entenderlo. Relame sus labios y su rostro se contrae un poco, mostrando dolor.

_Entiendo _Su voz se escucha rasposa y asiente con la cabeza.

Sin embargo, cuando está por irse lo detengo tomándolo de la muñeca. Una corriente electrizante me recorre.

El pelinaranja causa eso sólo teniendo una mísera de contacto. Me pregunto que pasaría sí...

¡Por las barbas de los profetas Min, estás en una clase! Fuera pensamientos pecaminosos.

_Puedes sentarte, pero sigo enojado _Lo suelto y quito mi mochila de su trono.

Pero si piensa que lo ayudaré con las matemáticas está muy equivocado, no voy a sobrecalentar mi cerebro con mequetrefes, además no sabría como hacerlo.

El calabacín forma una sonrisita, la cuál trata de hacer lo menos notable posible y se sienta con un aire más tranquilo.

_¿Qué haces aquí? Esta no es tu clase _Frunzo mi ceño.

Odio ser omega (Jimsu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora