Capítulo 48

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Calor.

Eso es lo primero que siento al abrir mis ojos, la luz del Sol dándome justo en el rostro me ciega por un momento.

Restregándome el rostro, me incorporo mejor. Siento que soy un vampiro despertando después de mil años.

Me giro evaluando mi alrededor.

¿Qué carajos? ¿Dónde mierda estoy?

Frente a mí hay una habitación muy diferente a la mía: Pintura azul, un armario con ropa perfectamente doblada, libreros y una gran pantalla.

El cuarto de Jimin.

Jamás había entrado, pero puedo reconocerlo. Este queda enfrente del de Jungkook.

Intento levantarme, no obstante, un pinchazo en mi cabeza me obliga a sentarme nuevamente en la cama.

La cama de Jimin.

Abro mis ojos, mi corazón latiendo a mil.

¿Qué había pasado anoche? Mierda, ¿será que al fin abandoné el club virgen?

Esperen, ¿¡dejé que la herramienta de Jimin destapara mi cañería!?

No, no, no puede ser, no.

Miro hacía abajo, tengo puesta una camiseta gris que me queda enorme.

Esto no es mío.

Observo debajo de las sábanas y me encuentro con unos pantalones aún más holgados.

Esto definitivamente no es mío.

No hace falta ser científico para saber de quién es, el aroma chocolatoso es una gran pista.

Tranquilo, Yoongi. Respira, uno, dos, tres. Respira, uno, dos, tres.

Hago lo posible por recordar pero los sucesos se vuelven borrosos. Recuerdo a Jungkook y su rechazo, luego un bar y... Nada más.

¡Ay, voy a morir! Bueno, al menos no virgen. Esa meta ya la pasé.

Otro pinchazo en mi cabeza.

¿Por qué bebí tanto? El alcohol es como un amigo falso que después de haberte reído con él te apuñala por la espalda y te deja esta maldita jaqueca.

Tengo calor, tengo sueño, tengo hambre.

Mi estómago se retuerce cuando mi nariz percibe un delicioso aroma a comida.

Café.

Tostadas.

Panqueques.

Mis ojos examinan la bandeja sobre la mesa junto a la cama.

¿Jimin lo había hecho? ¿Para mí?

¿Piensa que mi virginidad vale un poco de grasa?

Gruño sintiendo un revuelto de emociones que se incrementan al oír sonidos cercanos. Provienen de una puerta que no había notado en la habitación, la cual se encontraba entreabierta, pero no lo suficiente como para que notará que o quien hacía tanto ruido.

La respuesta llegó al instante.

Park Jimin salió de lo que ahora reconocí como un pequeño baño sosteniendo su teléfono y con una toalla alrededor del cuello, su cabello mojado revelaba que se había tomado una ducha.

Madre mía, había olvidado lo bueno que estaba.

Yo no, mi omega se metió como siempre.

Jimin despegó sus ojos de la pantalla, los cuales al verme se iluminaron.

Odio ser omega (Jimsu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora