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—¡Entonces, chicos, hoy toca cocaína!— Gritó en alto el moreno seguido de un ladrido a la par de los canes presentes. Tomó los juguetes favoritos de cada uno de los animales, listos para impregnarse de dicho olor. Una técnica usada desde hacía años que afortunadamente no causaba daños en los animales. —Si no fuera porque yo las escondo me pregunto cuánto tardaría en encontrarlas.— Sonrió mientras tocaba su nariz, tan aguda como la de un perro e incluso más. —Quisiera poder usarte más seguido.—

El sonido de las hojas moviéndose detrás de él lo hizo voltear, esperaba ver a los perros dejando sus posiciones, tendría que volver a formarlos. No había nada. "Claro que no pasa nada, este lugar es muy tranquilo." Cerró sus ojos un momento. "No tuve que desvelarme tanto anoche." Un pequeño sonrojo en conjunto con una sonrisa tímida se apoderaron de su rostro. "Pero era una noche especial."

—¡Basta, tengo que terminar esto!— Pegó con ambas palmas sus mejillas y comenzó a rociar el aroma sobre los juguetes. Una vez hecho esto escondió uno por uno en distintas cajas especiales y dejó salir a los tres perros que le correspondía el día de hoy, otro can extra dormía en un rincón.

"Es mi oportunidad." Pensó una persona escondida en los matorrales, sacó una pistola de tranquilizantes. El primer disparo dio de lleno a uno de los perros que cayó dormido al instante. "Mierda, se movio."

Los sentidos de Gon se agudizaron en ese momento, extrañaba esa sensación pero no era momento para pensar en eso. Otro dardo fue expulsado pero esta vez fue detenido por el Freecss que lo miró con curiosidad y luego lo tiró al suelo, ya sabía desde donde eran disparados por lo que se fue acercando lentamente listo para atacar. El cuarto perro, Mike, impidió su camino.

—Sé un buen chico y hazte a un lado...— Parecía que el animal le había hecho caso. Mentira.
Se comenzó a sentir cansado. Vio su pierna, el perro con su hocico le había enterrado el dardo que anteriormente había tirado. Intentó seguir avanzando pero ya no podía, su cuerpo dejaba de responder y su mente lo abandonaba. —Mike, perro malo.— Comenzó a cerrar sus ojitos mientras acariciaba al animal. —Si no te hemos llevado a casa es porque Killua está remodelando el patio...— Se quedó dormido cayendo sin precaución en el pasto.

"¡Su cabeza! Mierda, se me olvidó que iba a caer." Salió de su escondite con una mueca de felicidad en su cara. Atrapar a un Freecss nunca es tarea sencilla, no importa que seas más fuerte o no, los Freecss son expertos en ser una presa difícil.

—Muchas gracias, Mike.— Le extendió un pedazo de carne que el animal recibió gustoso. Dio unos pasos cerca de Gon. —Ahora solo queda...— Los perros comenzaron a ladrar desesperadamente mientras rodeaban el cuerpo del chico, le gruñían y lanzaban mordidas cuando intentaba cargarlo —No tengo tiempo para esto, vine a llevarme a mi Gon.— Sacó el arma y disparó, los perros pusieron su cuerpo encima de su entrenador como último método de ayuda. —Esto es tierno, los animales siempre te han querido mucho.— Se inclinó para poder mover a los canes pero los pasos desesperados de los demás entrenadores le alertaron de su pronta llegada, no le daría tiempo de llevárselo y a la vez que su presencia no fuera vista.

Le dio un suave beso en la frente.

—Nos vemos luego, cariño. Perdón por lastimarte por nada.— Dejó el lugar. Al instante los compañeros del moreno llamaron a una ambulancia mientras apartaban a los animales de encima de Gon.

Mike observaba todo mientras terminaba de comer su premio, él solo fue un buen chico.

.    .    .

Despertó tiempo después en la cama de un hospital, lo sabía por el característico olor a medicamentos y productos de limpieza. Se estiró, si no fuera porque sabía que había sido atacado hubiera sido uno de los mejores descansos de su vida.

Acosado [Killugon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora