La alarma contra incendios pitando en sus oídos. Múltiples personas gritando por el miedo que les había causado al activarla. El enojo pasó a preguntas y confusión dentro de él. Solo no quería verlos, a ninguno de sus tres amigos sin excepción, simplemente quería alejarse del lugar. No, no estaba bien. Culpa, enojo, y tristeza dentro de él lo hacían querer desahogarse. Mente y corazón eran un caos al contradecirse aunque el problema no fuera tan grande.
Al llegar a la salida los trabajadores auxiliaban a algunas personas que habían sufrido un ataque de ansiedad. Ni siquiera le importó lo que había provocado, solo sintió paz al ver que la puerta del hotel se hallaba frente a él.
—Perdón.— Un hombre chocó con el Freecss, solo se desentendió mientras corría a la ya fría noche que ansiaba ver y sentir. Por suerte había ignorado la delgada "pegatina" que ese hombre le había colocado.
Aún afuera mucha gente lo rodeaba hablando y chillando en busca de con quien vinieron o por ayuda para uno que otro accidente que se había suscitado por gente que, al igual que él, no se habían controlado. Quería gritar que se callaran, que se fueran y lo dejaran solo.
Tapó sus oídos intentando enfocarse solo en él, eso no era posible. "Si me quedo aquí ellos vendrán por mí." —No, ¡No!— Comenzó a correr al contrario a donde iban todas las personas, pues sentía que todos lo juzgaban en ese momento. Estaba harto, demasiado cansado de lidiar con tantas cosas a la vez, fueron siete días de constante estrés y esa última confesión causó que no pudiera más. "Todo es mi culpa." Mientras sus piernas lo alejaban cada vez más, aumentando la distancia entre él y ese hotel, también crecía el sentimiento de ser egoísta por lo que hacía, lo que lo atormentaba aún más ligeramente. Aún así no era capaz de aparentar que todo estaba bien y hablar con el otro. Necesitaba volver a ser egoísta por su propio bien, por el bien de ambos en realidad. Ni Killua ni él estaban en posición para hablar de ellos en ese momento sin que, tal vez, terminaran en golpes o gritos de los cuales posiblemente se iba a arrepentir más él que el otro hunter.
Cuando estaba a punto de cruzar una calle un taxi paró de golpe. Iba a gritale pero miró a su lado. Él se había equivocado, la luz del semáforo marcaba verde dándole el cruce a quien casi lo atropella. La puerta del auto fue abierta, supuso que solo debía pedirle disculpas y agradecerle por haberse detenido a tiempo y no terminar abruptamente con su vida. Tal vez quien conducía le gritaría, aunque eso no le importaba; pero al ver el cabello platinado y esos oscuros ojos azules rey emerger del asiento del conductor se alejó unos pasos. El menor solo se recargó en la puerta abierta mostrando una tenue sonrisa al volverlo a ver tan pronto.
—Gon, eres increíble, ¿fingir un incendio? te pedí una señal, esperaba un mensaje, pero esto es un final genial para nuestro escape.— Se sonrojo un poco al decir lo último.
—Kill, sé que pudiste malentender todo porque al parecer solamente le causo conflictos a las personas así que, para que quede claro, nunca pensé escapar contigo. Cuando dije que te iba a ayudar no me refería a esto... Y ni siquiera estoy en posición de hacerlo en este momento.— El falso Zoldyck vio como el pecho de Gon subía y bajaba sin el más mínimo control mientras sus palabras salían de una forma descontinúa demasiado marcada como para ser producto de la carrera. Maldijo en sus adentros al otro albino.
Con calma apagó el motor del vehículo junto con las luces para dejar de deslumbrar al cazador. No eran necesarias para ver, la luz pública era suficiente.
—Gon, si por ahora no quieres hacerlo está bien.— El moreno se puso en postura de combate sin mirar su rostro.
—No confiaré tan fácilmente en ti tampoco, la porquería que me diste causó que no pudiera controlarme cuando el efecto terminó. Y no quiero sentirme más débil.— Tomó una gran bocanada manteniendo la respiración mientras sus puños seguían en alto completamente tensos. "En serio le hizo mal enterarse." Pensó el terrorista.
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Acosado [Killugon]
FanficGon Freecss ha comenzado a recibir cartas anónimas con declaraciones hacia él que prefiere ignorar, todo cambia cuando esa persona decide atacar la casa donde vive con su pareja, Killua Zoldyck. -Gon, ¿No te das cuenta? a quién amas es a mí, no a él...