Acosado [Killugon]

06

El cuerpo del moreno sin fuerza a causa de alguna otra droga, por más que intentara moverse solo su cabeza llegaba a responder; su nariz más sensible causaba que las esencias no pudieran ser ignoradas, lo cual era demasiado desagradable. No porque el lugar fuera pútrido, todo lo contrario, el apartamento donde se encontraba estaba bastante limpio a pesar de notarse ser de los más baratos de la ciudad. La pólvora de alguna bomba ya casi no era percibida por su olfato, no obstante, el hombre que lo sostenía entre sus brazos olía a ese chocolate que tanto amaba olfatear en el cuerpo del albino que no veía desde la noche anterior. La única diferencia es que ese chocolate era un poco más amargo, pero era una amargura casi imperceptible que lo hacía sentir culpable al compararlos y calmarlo.

Si no fuera porque sabía que no era Killua, ¿ese extraño sujeto podría tomar su lugar como siempre lo proponía en sus cartas? Y es que no solo era esa esencia, también era su apariencia. Con ojos marinos casi negros, y un cabello platinado pegando a blanco, de gran altura y mirada felina solo podía recordar a su amado que deseaba salir a buscar desesperado.

—¿Quién eres?— Musitó, miles de teorías pasaban en su cabeza pero ninguna tenía sentido. Aunque nacieran gemelos solo uno podría tener esa maldita mutación (como siempre le llamó Killua) en esa familia de asesinos de la que había salido su pareja.

—Me debes un baile.—

—¡Suéltame y dime quién eres!— Obviamente fue ignorado —¡Mierda que me dejes ir!—

El alto hombre comenzó a tararear, dando vueltas llegó a un pequeño estéreo algo viejo. Una quieta y algo melancólica música comenzó a sonar. La cadera del mayor fue tomada de forma dominante mientras era abrazado por la otra de su captor en busca de que no se cayera. Gon intentaba alejarse, ni siquiera se encontraba atado pero seguía débil. —Te extrañé.— Tortuosa verdad en ese hilo de voz, tan quebrada había salido esa afirmación que por un momento el Freecss sintió pena.

—¿Quién eres?—

Pequeñas gotas caían de sus ojos sobre el hombro del más bajo mientras daban una vuelta en la habitación, inclinó un poco su cuerpo, lo tomó de la cabeza. Esos ojos marrones eran demasiado parecidos a los que en algún momento lo miraron con amor. Y sin esperar permiso volvió a hurtar esos tiernos labios que le pertenecían a otro. En ese momento él lo sabía, sabía que solo se estaba engañando con el pequeño Freecss. Una conciencia que solo duraría ese pequeño baile, o tal vez ni siquiera eso, quizás después de probar lo ajeno su identidad por fin desaparecería y la pregunta de Gon sería contestada con una mentira que su cerebro tomaría como verdad permanentemente.

Labios con restos sabor chocolate chocando con una suave miel que busca limpiar rastro de azúcar con cacao.

¿Han escuchado que tenemos gente muy parecida a nosotros en el mundo? ¿Qué pasaría si en vez de dos niños en una asociación de cazadores fueran dos niños reclutados para ser terroristas?

La primera vez que convergieron un moreno de intensa piel marrón y un albino de cabello plata fue en ese lugar, en un culto de extraña religión a la naturaleza. Uno había escapado de sus abusivos padres, otro solo había sido engañado por su inocencia, al final no importaba porqué estaban ahí, lo único que realmente se debe resaltar era que ese inocente chico llamó su atención desde aquel primer día.

La naturaleza, esa madre del mundo siendo tomada por lunáticos para cometer crímenes atroces contra su semejantes en su nombre, el albino lo entendía perfectamente, nunca había creído ciegamente en esas palabras vacías. Aún así ese moreno niño sí lo hacía y solo por eso acataba las reglas, porque se había enamorado de la amabilidad con la que él lo trataba, con la comprensión con la que lo escuchaba. A veces sentía que su ser era incluso más importante para el moreno que esa madre naturaleza a la cual alababan. Por eso y para ganar más su corazón él se esforzaba todos los días en complacer a los líderes del lugar, porque al final del día la radiante sonrisa del de ojos marrones era vista por sus oscuros ojos marinos.