The Presentation [La presentación] ¬BrightWin

O3 | FAMILIARIZARSE

O3 | FAMILIARIZARSE 

Bright y Win llegaron de la mano a una casita miniatura bastante grande, después de aceptar la idea de que su nueva familia era millonaria esto ya no le sorprendía. Su nong lo soltó para tocar la puerta, pues sujetaba el peluche con el otro brazo, y Bright aprovechó para limpiarse la mano sudada en el pantalón. A Win no parecía importarle, al parecer su mente tenía cosas más importantes a las que prestarle atención.

—¿Quién es? —se escuchó desde el interior de la humilde-para-nada humilde casa de juguete.

—La mascota, traigo al invitado de honor y quiero mis M&M's.

—¿No era que no querías ser la mascota? —dijo la voz.

—Si no me amarran, entonces sí y mira, ¡P'Baii me desató! —señaló Win, de manera demasiado inocente. Bright empezaba a entender porque las hermanas de Win se aprovechaban de él, era muy fácil de manipular.

—¡Tú debes ser nong Bright! —la puerta se abrió y por ella se asomó una cabecita castaña que portaba una tiara—. ¡Bienvenido a nuestro reino!

Acto seguido la niña le tomó el brazo y lo haló dentro. La vista lo impresionó, el interior de la casita estaba lleno de cojines, almohadas y las ventanas permanecían tapiadas con sábanas. La única luz provenía de cuatro lámparas de neón ubicadas estratégicamente en las esquinas y que le daban al lugar un aspecto sombrío, pero lo más impresionante de todo era que justo en el medio, en la única silla, estaba sentada una figura misteriosa con corona de rey y máscara de esqueleto que jugueteaba con una espada, ¿esta reina del mal era P'Ming o P'Ice?

—Así que eres tú quien se atreve presentarse ante la emperatriz Mintra con las manos vacías —habló, quitándose la máscara y dejando ver unas mejillas pintadas con dos rayas negras, ¿acaso pensaba irse a la guerra o algo?—. Por suerte para ti robamos el pastel de chocolate de la cocina, Mesa, muéstrale.

Ice, quien lo había empujado de los hombros hasta dejarlo frente a Ming, corrió hacia una pared y tomó una caja de una estantería que, debido a la oscuridad, Bright no había visto antes. Después casi le estrelló un pastel mediano de chocolate blanco en la cara y se lo retiró tan rápido como lo había ido a buscar. Fue en ese momento cuando se percató de la ausencia de Win en la habitación y casi inmediatamente a sus oídos llego el sonido de unos golpes frenéticos en la puerta.

—Ese pastel puede ser tuyo si te comprometes a ser un buen nong y seguir las veinticuatro reglas que prepara- ¿A dónde vas?

Bright le dio la espalda a la emperatriz Mintra, camino firme y giró el pomo de la puerta. Ante sus ojos se presentó la imagen más lamentable: Metawin, sentado en el suelo y llorando a mares, arrancaba hojas del césped de la manera más lenta y triste posible. Apenas escuchó el sonido de pasos levantó la vista y su quejumbrosa mirada se iluminó al verlo.