Sinopsis:
TaeHyung siempre ha estado solo cuando él solo quería amor, siendo un niño con problemas emocionales que incluso su madre abandonó de pequeño junto a su esposo. En su vida el castañito solo ha podido contar con su padre, SeHun, y su mejor...
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Varios días después, de su maravillosa cita, su relación estaba alcanzando unos estándares idílicos para ambos.
Para Jimin era soñado; encontrar a alguien como su caramelito que le dejaba su espacio, que preguntara con miradas, gestos o palabras si podía darle un abrazo, un beso o simplemente tomar su mano; al igual que comenzaba a adorar las veces que Tae no se podía contener y lo apretujaba como si fuera un peluche por sorpresa.
Para TaeHyung era lo que siempre había deseado; encontrar a alguien como su algodoncito de azúcar que aún siendo la cosita más tierna del mundo, lo cuidaba y protegía de todo mal cumpliendo sus caprichos, le daba caramelos a diario, le sonreía solo a él y le preguntaba con toda la naturalidad del mundo por su enfermedad sin tomarlo como un tema tabú o vergonzoso.
Sí, ese par estaba cayendo irremediablemente en los brazos del amor.
-¿Te puedo pedir algo? -Preguntó Tae rompiendo el silencio cómodo. Estaban en casa del mayor, en esa cama que habían compartido cuando se confesaron sus "enfermedades", tumbados uno junto al otro sin si quiera rozarse; solo viéndose a los ojos.
-Sí. -Susurró Jimin con la paz del momento. Hacia una hora que había ido a recoger al menor a su casa para pasar el día lluvioso de domingo que había juntos.
-Me he traído mis pinturas. -Jimin asintió ante la explicación del menor, recordaba verlo cargar ese enorme bolso y no obtener respuesta cuando preguntó por él.
-Todavía no me has dejado ver ninguno de tus cuadros. -Se quejó Jimin haciendo un tierno puchero, Tae río bajito.
-Has visto mis dibujos.
-No es lo mismo. -TaeHyung miró los labios fruncidos y rosados del mayor para luego volver a conectar miradas, el pelinegro asintió comprendiendo al instante.
El castaño de inclinó rompiendo la distancia para darse un corto y suave beso de caricias cálidas de labios. Al separarse Tae se sentó en la cama y miró al contrario que seguía tumbado.
-¿Puedo pintarte? -Preguntó al fin, Jimin arrugó sus cejas, el piercing en una de ellas se movió.
-¿Quieres hacer un cuadro de mí? -Preguntó emocionado con la idea, pero confuso con ella por igual.
-Literalmente. -Susurró antes de lamer sus labios. -Quiero hacer de tu cuerpo un cuadro. -Jimin arrugó su nariz mostrando más su desconcierto y asintió cuando Tae acercó su gran mano cálida a uno de sus brazos desnudos y repleto de tatuajes. -Quiero pintar en tu piel.
Si el corazón de Jimin había saltado frenético ante la idea de ser dibujado y pintado en un cuadro por su novio; ahora estaba latiendo tan fuerte que rebotaba en sus oídos. Achicando sus ojos almendrados por la subida natural de sus mullidas mejillas al mostrar sus pequeños dientes perlados asintió.
-Pero, ¿qué vas a pintar caramelito? -Preguntó sentándose también para estar cerca de su novio. -Estoy todo lleno de tatuajes. -Rio, Tae copió su melodiosa risa.
-A ver, quítate la camiseta. -Pidió con inocencia, pero sin poder evitar que ambos se sonrojaran cuando el mayor obedeció con la ilusión creciente. -Aquí. -Señaló el castaño, sin tocar, el abdomen marcado y parte del pecho izquierdo sin tatuajes.
-Vale. -Susurró Jimin dejando que un alegre Tae se inclinara rápido para darme un corto beso sonoro en una de sus mejillas.
El menor se levantó de la cama, corrió al salón por sus cosas y volvió enérgico colocándose una bandana para retirar el flequillo de su rostro. Jimin salivó y lamió sus labios ante la madura y sexy imagen de Tae mostrando su frente y gruesas cejas.
TaeHyung recorrió el torso de Jimin y después la cama concentrado en el trabajo que iba a realizar; sus ojos cayendo en los del más bajo.
-¿Dónde me pongo? -Preguntó, más bien para sí mismo. Pero Jimin fue más rápido dejándose caer de nuevo sobre las sábanas y golpeando sus muslos con dos ligeras palmadas.
-Aquí. -TaeHyung tragó saliva, aquello iba a ser complicado.
