Capítulo 8 Haría todo por ti.

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Así que ella y Malfoy debían consumar su matrimonio, justo en ese momento, con toda la gente afuera, sabiendo justo lo que ellos estaban haciendo dentro de la mansión, en la habitación de su esposo.

POR SUPUESTO QUE NO.

Ni que estuviera loca.

Nunca.

Draco vio cómo los ojos cafés de su ahora esposa se llenaban de indignación y enojo, tenía su bonita y delicada boca apretada. Bueno, ya la conocía, no es cómo que esperara que ella se levantara el vestido ahí, y le dijera "claro, mi amor, tengamos sexo aquí, justo ahora, pero date prisa, es nuestra boda y tenemos que atender a los invitados después."

Y no que él hubiera pensado en cumplir esa tradición, porque aparte de que le tenía una sorpresa preparada a Hermione, no tenía intención de atar su vida sexual y la de su esposa a una tradición... Si tan solo ella no lo hubiera llamado por su nombre.

Seguía con su mano en el mentón de Hermione, ahora ella lo miraba con ojos calculadores. Se soltó suavemente de su agarre y enarcó una ceja.

- No es cómo que no lo hayamos hecho antes ¿no? Digo, podemos esperar a la noche para eso...

- No, tiene que ser ahora, sino nos esperan años de mala suerte y una maldición de por vida.

- Pues qué lástima, tendremos justo esa vida, porque no existe forma alguna en que yo acceda a consumar nuestro matrimonio, que por cierto, llevamos consumando desde hace años, justo ahora.

- Mira, vamos a la habitación de invitados y conversemos ¿quieres? Ni siquiera iremos a la mía.

Hermione dejó que la tomara por los hombros y que la llevara a dónde quería, mientras más rápido viera él que ella no cedería, más rápido acabarían con aquello.

- ¿Por qué no me habías contado de esto?

- No quería que te pusieras cómo loca, y tú no me dijiste que me llamarías por mi nombre, ¿tienes idea de lo que me costó hablar y respirar después de eso?

- Supongo que estamos a mano, los dos nos ocultamos cosas.

- Míranos, nuestra primera casi discusión de esposos.

Llegaron a la habitación de invitados cuando Hermione se dio cuenta de que ya eran esposos, con lo que había pasado no le había dado tiempo de procesar eso. Una sonrisa muy grande decoró su cara y en un ataque de felicidad, abrazó a Draco.

Él la sostuvo contra sí, besó su cabeza y después de un instante sintió cómo ella daba pequeñas sacudidas.

- Oye – le dijo separándose un poco – no llores todavía, tienes que ver mi sorpresa detrás de esa puerta.

Hermione dejó de abrazarlo y trató de limpiarse las lágrimas.

- Está lleno de cosas sexuales ¿no?

- Por Salazar Slytherin, claro que no. Mujer, sólo piensas en eso.

- ¿Y de quién crees que es la culpa?

- Bien, bien, tú entra y yo te alcanzo en cinco minutos.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Te daré algo de tiempo, estaré aquí afuera si me necesitas.

- Bien... - le contestó con algo de confusión.

Draco le dio un beso en la mejilla a modo de despedida, luego se lo pensó mejor y la besó en la boca, ella sonrió contra sus labios, si pudiera tan solo besarlo el resto de su vida... Sonrió más cuando se dio cuenta que ahora, podía hacerlo.

Para Siempre (Segunda parte de Detrás del librero) Dramione +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora