Capítulo 36 Celosa

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Había una fiesta en la mansión Malfoy.

Casi un par de meses antes hubo una boda allí, pero ahora el ambiente se sentía diferente. Nadie se estaba casando, pero sin embargo había dos parejas comprometidas entre los invitados. No estaban en el jardín, pero de alguna forma había mucha luz dentro del gran recibidor de la mansión. Como si Narcissa hubiera pintado las paredes de un color más claro, y como si hubiera abierto algunas ventanas para que entrara la luz.

Hermione se sentía completamente feliz, en la fiesta que ella misma había organizado para despedirse de la mansión Malfoy. Al principio solo había sido una idea, una reunión sencilla para despedirse de los señores Malfoy y agradecerles por dejarlos estar allí, pero entre Narcissa y ella habían planeado algo mucho más grande.

Lucius no se veía tan feliz como se esperaría, con tantos invitados dentro de su casa. Pero se mantenía junto a su esposa, que era una experta en moverse en eventos de ese tipo. Los dos conversaban con Kingsley, Molly y Arthur cerca de la mesa de las bebidas.

Del otro lado, Ron y George estaban terminando con toda la comida mientras Percy se mantenía regañándolos, pero comiendo ávidamente también. Blaise y Pansy cargaban cada uno a una gemela, y se estaban muriendo de risa por cómo los pelirrojos estaban acabando con la comida. Quizá las viejas costumbres de los Slytherin de burlarse de los Gryffindor nunca morirían, aunque los dos estuvieran casados con un Weasley.

La castaña caminó hasta dónde estaban dos de sus mejores amigas, acompañadas de Theo.

- ¿Qué tal te fue en el baño, Hermione? – le preguntó Luna

- Creo que bien, gracias por preguntar – le contestó ella con una sonrisa.

- ¿A quién crees que engañas? – le preguntó Ginny.

- ¿Qué? ¿De qué hablas?

- Te fuiste hace diez minutos, y Draco fue tras de ti. Ahora vienes, con una sonrisa tonta en la cara y el vestido arrugado. ¿A quién crees que engañas? – Volvió a preguntarle Ginny.

- No quiero engañar a nadie. Yo no tengo la culpa de que Malfoy siempre quiera...

Theo soltó una fuerte tos.

- No soy Blaise. No quisiera oír eso.

- Ah, lo siento Theo.

- Amor, - le habló Luna - ¿quieres ir sutilmente por una bebida para mí? Así Hermione nos puede contar como le fue en el baño.

La rubia pestañeó inocentemente y Nott le sonrió en automático. Debía ser un crimen que su prometida pudiera hacer ese tipo de gestos cuando en realidad no era para nada inocente.

- Pero ya no les puede contar, porque ahí viene Draco.

Tenía razón, el heredero de los Malfoy se dirigió hacia dónde estaban ellos con una sonrisa de suficiencia. Hermione vio como su traje estaba impecable, no como el vestido que ella estaba usando. Debía preguntarle si usaba algún hechizo para siempre verse así. Cuando llegó a su lado, la tomó de la cintura, como si no se hubieran besado con pasión hacía algunos minutos. No se les fue de las manos, pero a Hermione le había costado detenerlo.

- ¿Qué? – Les preguntó a todos, porque se le quedaron viendo de una manera extraña.

- ¿A quién creen que engañan? – Esta vez fue Luna la que se lo preguntó.

Draco miró a todos y luego a Hermione, que estaba tratando de no reírse.

- No sé de qué hablan.

Para Siempre (Segunda parte de Detrás del librero) Dramione +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora