Capítulo 17 Adiós, Malfoy

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A Draco le costó abrir los ojos, porque sentía un dolor en la nuca, quiso sujetar su cabeza con una mano pero había un peso que le impedía mover su brazo derecho, así que tras varios intentos de parpadear, por fin abrió los ojos.

Creyó que estaba soñando. Porque la asistente de su esposa estaba sin ropa muy cerca de él, no tenía libre su brazo pues de alguna manera ella lo aplastaba, con su cadera. Estaba muy confundido por aquel despertar.

- ¿Samantha? – Fue lo único que pudo decir.

- ¿Sí, amor? – le contestó ella con una gran sonrisa.

- ¿Qué...?

Un rayo de luz roja pasó volando muy cerca de ellos. El primer instinto de Draco fue proteger a aquella chica. No sabía lo que estaba pasando, pero no tenía su varita a la mano y actuó sin pensar, se abalanzó con su propio cuerpo para protegerla. Cayeron al piso de un solo movimiento.

Una lluvia de hechizos se cernió sobre ellos. Draco se juntó más al cuerpo de Samantha, la cubrió con sus brazos y cerró los ojos, no había más por hacer, solo esperar quizá, la muerte.

Solo que esta no llegó, después de algunos rayos dorados y rojos el ataque terminó y el rubio se quedó muy quieto. No sentía dolor de ningún tipo, aunque supo que parte de su casa estaba destruida por el polvo que se elevaba en el aire.

Después de tomar una respiración profunda, volteó a ver a su atacante. Ni siquiera tuvo tiempo para pensar en quien se atrevería a entrar a su casa a atacarlo, pero la persona que vio allí fue la última que él hubiera creído posible.

- ¿Hermione?

- ¡Cállate!

- Pero...

- ¡Cállate Malfoy!

Él cerró la boca y se fijó en el aspecto de su esposa. Había bajado la varita con la que los atacó, todo su cuerpo temblaba y en sus ojos podían verse las lágrimas que contenía para no llorar. Respiraba con dificultad, se llevó una mano a la cabeza y Draco vio cómo su gesto se convertía de ira a dolor.

Al rubio se le rompió el corazón, ella estaba sufriendo, pero ¿por qué?

- Draco.

Samantha lo llamó y él la volteó a ver, se había olvidado por completo de ella, en cuanto supo que Hermione estaba ahí, la otra chica se borró de la ecuación. Aunque prácticamente la estaba tocando con parte de su cuerpo desnudo.

Desnudo.

Draco se miró a sí mismo y luego a la rubia, abrió los ojos con pánico cuando comprendió que había despertado y los dos estaban en el sillón sin ropa. Un sonido lastimoso salió de su propia boca, cómo el que haces cuando comprendes que por tu culpa alguien que amas está sufriendo.

Tomó la sábana que estaba enredada entre ellos y se la lanzó a Samantha.

- Cúbrete.

Se giró a Hermione con preocupación y unos pantalones le dieron en la cara.

- Largo de mi casa.

Su esposa lo estaba corriendo. Y no lo hacía gritándole, sino con una voz cortante, fría y calculadora. Draco comenzó a ponerse los pantalones.

- Hermione, déjame explicarte...

- No. Fuera de aquí. Llévate a tu perra contigo.

- Por favor, no es lo que parece, créeme.

- No, a ti ya no te creo nada, ¡lárguense de aquí!

La chica rubia en el piso sonrió mientras escuchaba la pelea. No se había cubierto el cuerpo por completo, sabía que era hermosa, sabía cómo usar sus curvas para obtener lo que quería, y aunque esa vez tuvo que usar una poción multijugos, se sentía igual de satisfecha. Se colgó del brazo de Draco, pegándose a él por completo.

Para Siempre (Segunda parte de Detrás del librero) Dramione +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora