Capítulo 10 Entre sueño y realidad.

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Draco se revolvía en sueños, inquieto, hacía tiempo que no tenía pesadillas, desde que compartía la cama con Hermione, y ahora que eran esposos, le era imposible creer que el sueño que tenía se tratara de algo malo.

Pero había una presencia aterradora en su sueño, aunque no sabía quién o qué era, trató de concentrarse en Hermione, en decirse que estaba bien y a salvo, recostada junto a él, y le funcionó porque el cielo oscuro que visualizaba se hizo de color azul.

Y de pronto estaba frente a Hogwarts, y una sensación lo hizo entrar, tenía que llegar a sus dormitorios de Slytherin, alguien lo estaba esperando y él debía darse prisa. Corrió por los pasillos, conocía el camino de memoria hasta las mazmorras. Cuando llegó a su sala común y entró, avanzó por el pasillo hasta llegar a su dormitorio, abrió la puerta con urgencia.

Se encontró una figura en su cama, la chica, sentada cómodamente con las piernas cruzadas, le sonrió, traía puesta una camisa de él y nada más. Draco la miró, su cabello estaba mucho más rebelde, cómo cuando estudiaban ahí, pero la sonrisa coqueta que le dedicó, era la que él ya conocía.

- ¿Hermione?

Ella se puso un dedo en los labios indicándole que no hablara y él se acercó, Malfoy volteó hacía abajo, un movimiento lo alertó; eran sus pantalones esfumándose, cómo si alguien los hubiera llamado con un accio. A Draco no le importó eso, le importaba solamente llegar hasta la chica que lo esperaba sobre la cama, el que sus pantalones desaparecieran sólo era una ventaja de ahorro de tiempo para él.

Hermione movió sus piernas hasta que separó una de la otra, las abrió en forma de una invitación y Draco se acercó más a ella, se agachó y la tomó de la nuca para besarla, pero no pudo, era como si hubiera una barrera invisible que le impidiera acercar su cara. Frunció el ceño ante esto y ella sonrió más.

- ¿Qué...?

- Shhh, Malfoy. No hables.

Entonces ella se levantó, y caminó dando media vuelta a su alrededor ante su mirada de ojos grises, puso una mano en el pecho del rubio y lo aventó hacía atrás. Draco cayó de espaldas en la cama, pero no tuvo tiempo para quejarse porque se vio hipnotizado por los movimientos de la castaña.

Comenzó moviendo las caderas a la par que desabrochaba los escasos botones de la camisa que estaba usando. Cuando terminó, no se la quitó, la dejó sobre su cuerpo.

No estaba dejando nada a la imaginación y se atrevió a darle la espalda. Subió sus manos sobre su cabeza, la camisa se subió detrás de ella dejando ver una buena parte de su trasero. Siguió moviéndose lentamente en un suave baile al ritmo de la música que sólo existía en su cabeza.

No es cómo que Draco se preocupara por la ausencia de música, de hecho estaba más preocupado porque su pene le comenzaba a doler, estaba siendo torturado por el sexy baile de Hermione, pero ni sus piernas le respondían para levantarse ni sus manos para aliviarse.

Y ella se había dado la vuelta nuevamente, ésta vez se mordió el labio mientras veía el enorme bulto en la ropa interior del rubio. Se acercó con sensualidad a él.

- ¿Por qué no te tocas para mí?

- Eso intento, pero no puedo moverme, ¿quieres ayudarme?

- No – le dijo ladeando la cabeza.

Y volvió a bailar, pero ahora mucho más cerca de Draco. Rozándolo por aquí y por allá, usando sus manos, su boca y sus curvas. Se movía contra él por algunos momentos, pero no se quedaba mucho, y en ese momento eso era el infierno para él porque estaba muy excitado.

Para Siempre (Segunda parte de Detrás del librero) Dramione +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora